—Ya po Marce, pone luego la hueá.—Habló la Maca sentandose a mi lado.
Después de que dejara la cagá con el Tomás y se fuera a esconder a su madriguera la cobarde culiá, apareció en mi casa con un trululú pidiendo disculpas.
La perdoné sólo por ese precioso, jugoso y rico helado que tenía en su fea mano.
—Espera que prenda, impaciente culiá.—Rodé los ojos.
—Uy, ya.—Achinó los ojos mirándome feo.
Le devolví la mirada y le saque la lengua en forma de burla.
Esta hueona me estaba obligando a abrir una página en internet que se llamaba omegle.
Ni idea de que era hueón.
Capaz que era una página de mucho sexo en exceso y yo aquí como hueona haciéndole caso a esta cagá de la cabeza.
Según ella era para hablar con minos al azar y de tus intereses.
No sé, igual me da mala espina esta culiá.
Más encima me obligó a emperifollarme.
Algo trama esta coneja..
—Ya po, Marce, pone luego la hueá.—Siguió insistiendo.
hueona odiosa por la chucha.
Puse la página y estaba toda en inglés.
La Maca me quitó el computador y empezó a escribir y apretar el botón del mouse como mala de la cabeza.
—Ya, está listo.—Dijo con una sonrisa.
La miré y me reí.
Tenía una cara de conejo.
—Ya, ¿Qué hago?—Pregunté quitándole mi preciado notebook regalado por el gobierno por mis excelentes notas.
Marcelita Gutierrez toda una matea.
—Espera a que omegle te conecte con algún hueón.
Asentí dudosa.
La Maca me quitó el notebook otra vez y miró la pantalla fijamente con sus ojos asquerosamente azules.
Porque sí, la maldita tenía los ojos azules y yo café caca.
Como los de mi apé de toda la vida.
¡Tomy hazme mil hijos por favor!
Oh verdad, somos la pareja perfect. Los dos tenemos los ojos café caca.
Es nuestro destino estar juntos, ya lo sabía.
La Maca hizo un movimiento culiao raro y tapó la cámara.
—Ya, ponte tú.
Asentí y le hice caso.
Destapó la cámara y apareció mi bella cara.
En la pantalla había un chat como el de messenger de hace mil años.
Que recuerdos.
Habían dos pantallitas; en una salía reflejada yo y en la otra apareció un negrito.
El negro quiere zumba, ah.
Canción culiá, se aparece por mi mente en momentos inadecuados.
Me reí y me tapé la cara.
Maca culiá, me hace escuchar sus canciones raras.