Cinque

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—Me estai' huebiando.—Abrió la boca impactada—¿Y qué le dijiste hueona?

Negué con mi bella cabecita.

—Que estabai pololeando.—Me encogí de hombros.

La Maca abrió los ojos hasta más no poder.

Después de mandar al Nicolás a la chucha, con la coneja subimos a mi pieza a chanchear y le conté lo que hablamos con el Tomás.

—¿Tanto te dio la cabeza para pensar?—Se rió.—Nunca me imaginé esto, hueón.

Suspiré.

Yo tampoco.

Nunca imaginé que a mi apé le gustara mi mejor amiga, hueón.

¡Era el amor de mi vida po!

—Yo tampoco.—Dije haciendo un intento de puchero.

Mi Tomasito, hueón.

—A mi no me gusta.—Aclaró de una.—Desde siempre te dije que lo encontraba terrible ahueonao.

Asentí.

Desde que conocimos al Tomás en el liceo, la Maca dejó claro que el hueón le parecía demasiado sobrado y hueón.

No sé, para mí es perfect, con sus ojitos achinaditos y su sonrisa pepsodent.

Todo un manjar ese cabrito.

—Sí se oh, todo bien.

De un momento a otro se empezó a reír como loca.

Qué.

—Ya.—Dijo tratando de calmar su risa de foca epiléptica.—Es que como erí terrible hueona y un poco lunática pensaba que creías que a mí también me gustaba.

Y aquí señoras y señores es donde se dan cuenta la calidad de las amistades que tengo.

—Gracias, amiga.—La miré feo.

Sorry not sorry.—Se rió y me dió un beso en la mejilla.—Mejor prevenir que lamentar contigo.

Esta culiá ya me tenía chata con su "sorry not sorry"

Se lo había copiado a unas argentinas con las que tenía un grupo de WhatsApp.

—Para con esa hueá, Macarena, no erí Argentina.—Dije pasándole un cotón de mi velador.—Entiende eso hueona y límpiate las orejas porque parece que no me escucuchas.

Me miró como si hubiera dicho la peor de las atrocidades y negó con la cabeza.

—Es mi sueño frustrado, déjame.—Dijo y se paró de la cama para irse corriendo de mi pieza.

¿Por qué eres así?

Esta hueona es más dramática que mi mamá cuando entran a la casa con los zapatos embarrados.

Y ella sí que se monta las medias obras.

—¡Hija llegué!

¡Mi madre! ¡La invoqué hueón!

Me paré de un salto de mi cama y bajé corriendo para saludar a mi mamá, a lo mejor traía comida y había que hacerle la pata.

—Hola mamita linda, ¿Cómo te fue en el trabajo?—La saludé en cuanto bajé la escalera.

La Maca estaba sentada en el sillón viendo tele con mi mamá.

La traición, la decepción hermano.

Omegle culiaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora