El bosque

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Desde que mi madre murió mi padre se encerró en una burbuja invisible que le impedía prestarme atención, por lo que perdí una madre y casi un padre. Pensé que con la mudanza, quizá me haría algo más de caso, pero estaba equivocada, seguía encerrado en algún lugar de su, mente en el que aún no aceptaba la muerte de su mujer.

Estaba agobiada, necesitaba caminar, respirar, pensar... empecé a andar casi sin darme cuenta hacia un pequeño bosque que se encontraba unos metros detrás de la casa; entonces sentí otra vez la horrible sensación de que alguien me observaba, me di la vuelta y comprobé que no había nadie, quizá solo eran imaginaciones mías.

Entré en el bosque sumida en mis pensamientos y descubrí aquel pequeño mundo aparte envuelto en una atmosfera casi mágica; todo allí era verde, las copas de los árboles eran tan altas que daban la impresión de poder alcanzar las nubes. Los árboles hacían formas extrañas entre sí aunque parecían mantener una distancia regular unos de otros como si, a pesar de ser árboles no se fiaran de nada ni de nadie. En un claro de bosque había un pequeño riachuelo cuya agua transparente dejaba ver los numerosos peces que nadaban en su interior.

De pronto sentí que allí había alguien más, pero esta vez era real. Me di la vuelta y vi al chico de la casa de al lado.

- Hola.

Dijo. Efectivamente era alto, un poco más que yo, el pelo castaño le rozaba las orejas y sus ojos grises me miraban fijamente. Era mayor que yo pero no mucho, quizá tendría 16 o 17 años.

- ¿Qué haces aquí sola?, puedes perderte.

Volvió a decir al ver que no respondía.

- No te importa, además, soy lo suficientemente lista como para saber volver a casa.

Dije algo molesta por la forma que tenía de mirarme.

- Está bien. Soy Max.

Dijo tendiéndome la mano.

- Eres el chico de la casa de al lado ¿no?

Dije sin ninguna intención de estrecharle la mano. Le había pillado espiándome y eso no me gustaba.

- Si.

Dijo retirando la mano al ver que no se la iba a dar. Me quedé en silencio meditando en si debía o no confiar en Max.

- No muerdo ¿sabes?

Dijo con tono de burla. Fruncí el ceño por su patetico intento de hacer gracia.

- Ya, no es eso lo que me preocupa ¿por qué me estabas espiando?

- No te estaba espiando... solo tenía curiosidad.

Dijo un poco avergonzado.

- No ha vivido nadie en aquella casa desde que su anterior dueño desapareció.

Me quedé en silencio pensando en sus palabras. No sabía que más decir y la mirada de Max me incomodaba, así que di un paso para irme de allí, pero Max me interrumpió el camino.

- ¿adonde vas? Ni si quiera sé tu nombre.

- Ni hace falta.

Dije empujándole. No tenía nada contra él, apenas le conocía, pero precisamente por eso desconfíaba de él.

Se apartó sin decir nada, pero sentí su mirada siguiendo cada uno de mis movimientos.

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Hola! soy nueva en esto de escribir historias y aqui veo muchísimas cosas interesantes asique agradecería mogollon todos los comentarios y votos que podais dejarme:)

muuuchisimas gracias y muchoos besos :)

Las palabras del silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora