Llegamos a la casa de la tía Elena. Y nos estaba esperando, ni siquiera le dijimos nada, ella solo empezó a guiarnos por un pasillo sin salida, al que al llegar al final de él, había un gran librero, con libros de todos los tamaños y colores, entonces tomó uno que decía Holy Bible y lo abrió, adentro tenía una llave pequeña, regresó el libro a su lugar y presionó con fuerza el librero que parecía muy pesado pero a lo que vimos mi madre y yo, era más liviano que una pluma, este al ser presionado hizo un gran espacio para pasar en medio de él y la pared, nos adentramos por el pasillo al que nos dio oportunidad de caminar hasta llegar a la recámara donde se encontraban todas las cosas de mi abuela.
-Tantas cosas que me recuerdan a tu abuela. Dijo mi madre.
-Tranquila hija, sé que ella al igual que tú, te ama y que hubiera dado todo porque siguieras adelante. Dijo la tia Elena.
-De hecho lo hizo. Interrumpí.
-¿Qué estás tratando de decirnos? Preguntó mi madre.
-Acabo de encontrar estas hojas, leí un poco pero tienen un escrito todo con letra muy antigua que es muy poco legible y entendible para mí. Aclaré.
-Déjame leer un poco, a ver qué puedo entenderle. Dijo la tia Elena.
Empezó a narrar una parte, al parecer eran hojas del diario de mi abuela que fueron arrancadas de él, al parecer alguien lo había tomado, o al menos había olvidado llevarse las hojas.
Lo que mi tia leyó fue lo siguiente:De joven jugué la ouija, nunca pensé que me fuera a pasar semejante cosa ahora de grande, cuando la estuve jugando, el espíritu que contacté me dijo ser el de un niño que se había ahogado en el pozo de la yarda trasera, pero conforme seguía en comunicación con él sus palabras y peticiones se me empezaban a hacer muy inapropiadas para un niño, fue ahí cuando decidí hablar con el sacerdote del pueblo, quién me dijo que las almas de los niños nunca andan vagando por el mundo, ya que son almas inocentes que al morir, van directamente al cielo. Me aclaró que eso era un demonio que quería hacerme daño y que poco a poco me iba enganchando a él y debilitando mi mente y alma para poder poseerme. Fue cuando dejé de buscar el contacto y las manifestaciones iban cada vez más fuertes...
-Al parecer es todo lo que estas hojas dicen, necesitamos encontrar el diario para ver que más cosas dicen. Dijo mi madre.
-Revisaré este librero, tú revisa bajo la cama y tú tía revisa el clóset. Dije imperante.
-Encontré esta llave antigua. Pareciera de algún portón viejo. ¿Acaso será la llave de la cabaña? Dijo mi madre.
La tia Elena se puso pálida al escuchar a mi madre, ¿qué recuerdos le traería ese comentario? Debo averiguar esto, cada vez se torna más complicado.
-La cabaña, ahí fue donde todo terminó, quizás ahí podamos encontrar algo sobre ella, pero tienen que saber que yo no iré con ustedes, estoy muy anciana y enferma, no creo poder soportar todo lo que se venga ahora. Dijo la Tia Elena.
La verdad es que ella tenía mucho de cierto, ella ya había soportado lo más fuerte, la desaparición de mi abuela, la muerte de mi abuelo y la crianza de mi madre, ahora nos tocaba a nosotros tratar de buscar respuestas a todo esto que ha estado sucediendo.
-Vamos a seguir buscando, capaz de que encontramos algo más. Dijo mi madre.
-Está bien, algo debe de servirnos de entre todo esto. Dije.
Todo esto es muy raro, desaparecer y no dejar nada de indicios, no puede ser que nos esté pasando todo esto. Tengo mucho miedo de lo que venga, aunque quiero descubrir lo que verdaderamente le pasó a mi abuela, quiero que descanse, pues al haberla tocado ese día en el jardín me di cuenta del sufrimiento por el que ha estado pasando. Me da mucho coraje que nos la hayan arrebatado de esa manera. Lo increíble aquí es como pudo suceder esto. Según el sacerdote le dijo que ella había permitido todo esto al aceptar que ese espíritu se contactara con ella y peor aún a través de ese supuesto inofensivo juego, pero me queda claro que de eso no tiene nada.
-Miren, aquí hay algo sospechoso. No me acaba de convencer este mueble aquí. Dijo mi madre.
Reaccioné rápidamente pues me quedé mirando fijamente ese pedazo de nota que habíamos encontrado. Todo esto me pone muy triste y a la vez demasiado molesto.
-Déjame ayudarte, se mira que está muy pesado. Dije.
-Con cuidado no quiero que se vayan a lastimar. Mencionó mi Tia Elena.
-Esto si que pesa, ¿como pudieron traer semejante mueble? Añadí.
-Espera, aquí veo algo, creo que nos será de ayuda. Aclaró mi madre.
Entonces ella presionó una rabura que tenía el mueble, estaba escondida por un costado, ni siquiera era posible verla a simple vista. Entonces el mueble se movió poco a poco de lugar, y ahí estaba, justo detrás de él un compartimento secrero, ahí estaba el diario, la ouija, cosas personales de mi abuela y algunos amuletos.
-Vaya, aquí hay suficiente evidencia para poder dar con su paradero. Dijo mi Tia Elena.
-Esperemos que sí Tia, ojalá que todo esto nos dé al menos un indicio de su paradero. Necesitamos poder hacer que su alma descanse pronto.
-Puedes tocar algún amuleto o el mismo diario para que así nos puedas decir algo de ella por favor Ethan. Pidió mi madre angustiada.
Me daba miedo, ya había visto demasiadas cosas en un día y aparte ya era demasiada información en mi vida como para aún tener que saber otras cosas y que conforme pasaban las situaciones iban siendo más durasy difíciles de a analizar y soportar. Pero todo sea por ayudar a mi abuela. Al menos siento que se lo debo. Por la conexión que tenemos desde siempre y más ahora que me necesita.
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Sexto Sentido: Revelaciones
Fiksi Remaja¿Alguna vez has sentido que alguien necesita decirte algo? Pero ¿qué harías si esa persona está muerta? La mayoría de las personas piensa que los fantasmas son cosa de las películas pero otros sabemos muy bien que no. Soy Ethan Jace y esta es mi his...