Melodía desesperada

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  Y esta será mi última entrada, antes de que se produzca un gran cambio en mi vida.

 Esta loba va dispuesta a inspeccionar nuevos territorios, y su dragón la espera en ellos. Lo cierto es que conservo la esperanza de poder abrir los ojos del todo. Ver la verdad, y saber que lo es. Darme cuenta de que soy realmente afortunada y disfrutar de lo que tengo sin desear nada más.


Sé que a estas alturas ya tendréis muchas ideas de mí, os las he inscrito a fuego, lo comprendo. Pero no creáis que para mí esto es fácil. En el fondo, sé que me estoy convirtiendo en lo último que querría ser, en lo que más odio en este mundo, y creedme, me lo echo en cara cada día. Ahora mismo, soy mi peor amiga, torturándome donde más me duele, hurgando en la herida, haciéndome sangrar una y otra vez. Pero me entiendo, y me perdono. Porque si hay algo peor que hacerme sufrir tanto a mí misma, es hacérselo a las personas que más me importan y que menos han hecho para merecérselo.

Aún me cuesta comprenderme a mí misma. ¿Cómo puedo mirarme a la cara? O peor aún... ¿Cómo puede hacerlo él? La segunda pregunta tiene fácil respuesta, desde la ignorancia. Pero la primera sostengo que es por orgullo, algo que realmente no merezco tener. Porque un semidiós me dice que me quiere, y yo, carente de hipocresía, le confieso que desde fuera le animaría a luchar por sus objetivos, que del amor realmente no hay nada escrito, y que él se merece ser feliz; y el pobre iluso, me hace caso, y lucha con sus armas de dios en un cuerpo de hombre, o quizá al revés no lo tengo claro, por tratar de enjaular a una loba indomable que realmente no cree merecerse tanta dedicación. Y no nos olvidemos del pobre león, que la invita a salir de los bosques, que la seduce con sus amplias sabanas sin árboles que obstaculicen su camino, y que la amansa cuando le sale fiera porque él ya sabe con quien trata; y eso a ella la empeora, porque pocos han aprendido a tratarla como él, y no cree merecerse tantos tratos especiales y tanta exclusividad por quien siempre ha sido un líder de manada. Y finalmente, como no, tenemos al dragón; el que la sacó de la torre en la que se creía encerrada, el que le mostró que los caballeros se le quedaban pequeños, el que la liberó a un mundo lleno de cazadores de los que iba dispuesto a protegerla, y con los que sin embargo ella se ha aliado.

Y ahora aprovecha sus horas libres, y pasea bajo el cielo nocturno mientras todos duermen, sola, y les canta su canción a las estrellas. Y estas la escuchan silenciosas, destellando al ritmo de la melodía desesperada de quien busca respuesta pero no espera encontrarla.

Pensamientos de LobaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora