Capitulo 6

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El capitán se había marchado hace un buen rato ya, y en el muelle de la isla principal de Un solo quedaban algunas pocas personas desorientadas y pensativas. Ya estaban en la nueva región, un exótico paraíso tropical, por lo que se podía ver. ¿Ahora qué?

El sol comenzaba a menguar en el cielo y se acercaba peligrosamente al horizonte. La gente entonces entró en sí y se interno en el pueblo, buscando alguna especie de hostelería o lugar donde pasar la noche.

El capitán había dicho que no saldrían hasta dentro de dos días, por lo que tocaba ser paciente, algo con lo que Kyle últimamente no estaba muy familiarizado.

Se metió igualmente en el pueblo y, un tanto maravillado por el atractivo paradisiaco y autóctono, observó el lugar con detenimiento.

Casas altas de madera de roble y techos de chapa blanquecina, escalerillas por las cuales acceder por la elevación que brindaban los pilares altos. Dispuestos en semicírculo, estas rodeaban una gran fuente de piedra donde varios niños y Pokémon como Zigzagoon y Taillow jugaban.

Entre medias de dos casas altas, en la parte este del pueblo, una calle se habría hacia un nuevo semicírculo de casas elevadas, aunque algunas se veían más altas y grandes, e incluso mejor adornadas. Una de estas poseía una estatua de un Growlithe en su frente.

Kyle se acercó hasta esta con gran interés. La estatua tenía una placa de bronce ya muy oxidada, pero pudo advertir que se trataba de la casa de alguien importante.

Justo en ese momento, alguien llamó detrás de él, asustándole un poco. Se volteo inmediatamente y sus ojos encontraron lo que él mismo creyó era una aparición.

Cabello negro como la obsidiana, rizado en sus puntas y revoltoso. Piel tostada como la de la mayoría de las gentes de Fitji que ya había visto, un ambarino color de ojos. Su rostro perfilado y femenino iba cubierto por un mechón rebelde, una sonrisa cautivadora en sus delicados labios.

―¿Estás perdido, extranjero?―dijo con amabilidad―. ¿Puedo ayudarte?

La joven se inclino a su lado, junto a la estatua del Growlithe y acaricio la cabeza de este, como si de uno de verdad se tratara. La sonrisa siempre en su rostro.

Kyle estaba paralizado, al igual que un Pokémon, e incluso bajo los efectos de la confusión. Incapaz de apartar su mirada de la linda chica, se vio obligado a pensar que decir, y hacer un esfuerzo por decirlo en realidad. No era bueno hablando con chicas de su edad.

―Pues...

Fue lo único que pudo decir en el momento, incapaz de pensar en nada más que no fuera en lo linda que era esa chica que tenía en frente. Su vestido blanco era precioso con los pequeños e inadvertidos pétalos de cerezo bordados en rosa, resaltando su tersa y limpia piel morena.

Algo tenía que decir, se sentía realmente obligado a ello. No podía quedarse como un idiota mirándola de esa forma y ahuyentarla. Habló con lo que creyó sería algo de confianza en su voz.

―Acabo de llegar―se aclaró la garganta―, de Kanto. No es que esté perdido, pero creo que podrías ayudarme.

Había captado la mirada de la chica, la cual lo miraba con una nueva intensidad.

―¿De Kanto?―dijo con una nueva sonrisa―. Será que, de casualidad, ¿conoces a Sabrina, la líder de Gimnasio y estrella de cine? ¡La amo!

Su rostro tomó un nuevo brillo, y Kyle no pudo evitar sentirse un poco enamorado de ella. Pero no había lugar para ello estando de vacaciones.

―De hecho, aunque vivo en la misma ciudad donde está el gimnasio, en realidad Sabrina casi no pasa tiempo en la ciudad. Desde que dejó lo de líder de gimnasio, y se dedico al cine en Teselia, su casa en Azafrán la ocupa su sobrina únicamente.

―Que lastima―dijo desilusionada, pero rápidamente recuperó la sonrisa―. En cualquier caso, ¿cómo te ayudo, extranjero?

Aunque resultara ofensivo que le llamaran extranjero, estaba en realidad encantado de que fuera una chica tan linda con ella quien se lo dijera. Se dio cuenta entonces de que no se habían presentado; una tontería si tenía en cuenta que nada le garantizaría volver a verla. Aún así, estaba desesperado por saber su nombre.

―Me llamo Kyle, primero que nada―le dio una sonrisa nerviosa―. ¿Puedo saber tu nombre?

Ella lo miró sorprendida, pero entonces cambio por una sonrisa tímida y le respondió igualmente con algo de nerviosismo.

―Roxana.

Pokémon: La oscuridad de LugiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora