Verso 6

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❤Mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,

Tokiya podía ver lo extraño que se estaba comportando el pelirrojo, pero no le prestaba mucha atención a eso realmente.

No podía tomarse en serio la actitud tan cambiante del muchacho, tampoco podía comprender el por qué siempre sonreía sin motivos, aunque no es como si no le gustara.

De todas maneras, estaba un poco mareado mientras Otoya gritaba "Tokiya esto, Tokiya esto otro" y sinceramente no podía decirle nada, sentía que si le recriminaba algo como siempre lo hacía, esta vez el muchacho de orbes carmesíes se apartaría como aquella vez en la que se fue con Syo; tan sólo pensar en eso le hacía sentir algo en el pecho, y un enorme remordimiento por haberle dejado salir aquel día en que él tenía planes para los dos.

"Pero claro, si Otoya es quien sugiere, no me queda más que aceptar" se quejaba mentalmente mientras golpeaba el lápiz grafito contra la mesa, haciendo un ruido que comenzaba a desesperarle.

- ¡Otoya, por favor! -Comentó parando en seco la plática de su compañero de cuarto-, En este momento estoy ocupado y tu alegría opaca mi concentración. -Dijo poniendo una de sus manos en su sien, tratando de relajarse.

Comenzó a doler su estómago cuando vio la mirada de Otoya ir hacia el suelo, obsercó que la sonrisa del pelirrojo cambió por una media triste y apagada, como si esa sonrisa ya acostumbrara a decorar su rostro, como si no fuera nada esbozarla mientras recibía un regaño de su parte.

-Lo siento Tokiya, es inevitable sonreír cuando estoy contigo. -Comentó subiendo su mirada sonriendo un poco más ampliamente, cerrando sus ojos, haciendo que sus rasgos en común, esos ojos tan bellos, comenzaran a empequeñecer mientras sonreía algo dolorido, pero sincero.

¿Qué era esa nueva faceta de Otoya que no había visto? era la muestra de plena humildad; otra cosa que provocaba curiosas sensaciones en el cuerpo de Tokiya, y le hacia asumir con una sonrisa que realmente su compañero no era una molestia, que le encantaban sus expresiones, y que el de ojos rojos era algo que despertaba gran interés en él, que despertaba su absoluta curiosidad.

-No te preocupes, continúa con lo que decías. -Sonrió un poco, y viendo que ese gesto levantó los ánimos de su compañero, se sintió satisfecho.

-Quiero que vayamos con Nanami a oír la nueva canción. -Mencionó con alegría, contagiándole un poco de esta al de cabellos obscuros.

-Si eso quieres... -Respondió no muy convencido. Definitivamente no le gustaba que ese par estuviera muy unido, pero era porque, meramente, sentía una pequeña atracción hacia la compositora que le había ayudado a expresarse bien; tal vez eso era más agradecimiento que algún sentimiento romántico, igual que lo que sentía por Otoya.

Ese chico le había ayudado en tanto... que realmente no le disgustaba cumplir uno o dos de sus caprichos.

O quizás todos, pero eso era más un secreto para el pelirrojo.

-¡Genial! -Sonrió de nuevo, tan genuinamente, tan él... lo cautivaba de una manera muy pura, siempre lograba hacerle reír.

La plática fue divertida, o al menos lo fue hasta que se encontraron con Jinguji; el de cabello obscuro no se sintió muy feliz, después de todo, ese muchacho de cabellos naranja sabía mucho más de lo que aparentaba.

-Buenas Ichi, Ikki. -Sonrió insinuante, y Tokiya siempre tenía malos presentimientos cuando Ren mostraba esa expresión con sorna, como si fuese a decir todo lo que sabe, todo lo que no debe, todo lo que para él, es un tabú que no debe salir de eso.

-¡Hola! -Exclamó el pelirrojo con alegría.

-Quiero hablar con Ichi si no te molesta. -El de cabellos naranja se acercó con claras intenciones de molestarle, y en el momento en que iba a tomar su muñeca

Otoya predijo su movimiento y la cogió primero, con una sonrisa un tanto torcida, con sus ojos cerrados y un aura un tanto extraña que emanaba de su persona.

-Lo siento, pero en este momento, Tokiya está conmigo. -Mencionó con un tono que le erizó los cabellos al de ojos azules, pero lo hizo sentir aliviado.

-Ah, claro... no tenía planeado robártelo, Ikki. No soy un ladrón. -Con un guiño, el más alto se retiró de la escena, dejando a Tokiya totalmente perplejo.

-¿Sigamos? -Preguntó el de cabellos escarlata, mirándole sonriente.

-Claro. - respondió con una sonrisa de lo más honesta.

Definitivamente amaba todas las expresiones de Itokki.

Soneto CXXVI (TokiOto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora