Verso 11

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❤Olvidar el provecho, amar el daño,

A veces era divertido para Tokiya fingir que nada pasó. Olvidar que sus labios probaron ligeramente los de Toya, era un provecho que sabía que debía olvidar. Otoya sin embargo sobre-reaccionaba a cualquier mínimo movimiento que el de cabellos azules trataba de ejercer sobre él.

Otoya sin embargo, estaba hecho un jodido manojo de nervios. ¿Qué carajos había pasado en aquel cuarto de cortinas cerradas, cuando llegó algo tarde, y se recostó junto a su compañero? ¡Lo había besado! ¡Le había gustado! ¡Estaba aterrado! Y por suerte, Tokiya estaba dormido en ese momento, por lo que a la mañana siguiente, no tuvo que dar ningún tipo de explicaciones.

Tokiya no era suyo... Así que seguía en su ir y venir, similar a un péndulo, que le restaba cada vez minutos de su vida.

Es que Itokki, aunque no quisiera admitirlo, amaba ese daño que Tokiya ejercía sobre su corazón.

-¿Estás bien, Otoya? –Le preguntó Tokiya, mientras sus manos recogían el rojizo flequillo que caía por su frente.

Lo sabía. Qué jamás podría describir lo que sentía por él, ni siquiera en una melódica canción que, aunque fuera encriptada, tendría en ella toda la dedicación.

Soneto CXXVI (TokiOto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora