Verso 8

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❤Satisfecho, ofendido, receloso;

Otoya estaba feliz; no podía sino estarlo ya que ese día, Tokiya dijo que le esperara.

Curioso, se sentó a esperarlo, sintiendo una evidente satisfacción cuando vio que el de cabellos más obscuros decidió salir con él en el día libre, en vez de estar con la compositora.

Sin embargo, sabía que no todo podía ir tan bien de manera apresurada. Pasó una hora, y Tokiya no aparecía. Otoya comenzó a preocuparse. ¿Quizás Nanami le dio trabajo? Si era así, no podía evitarlo...

... Ingrata fue su sorpresa, cuando vio salir a su compañero sonriente junto a Masato. Ambos iban riendo muy a gusto, y Tokiya parecía sumamente relajado. Se sintió ligeramente ofendido ¿Y la cita de ambos? ¿Qué sucedía con ellos, entonces? Claro que no era una cita como tal, pero era su tiempo de calidad...

Otoya ya se sentía desanimado. ¿Cómo era que alguien podía llevarlo al cielo, o al infierno, emocionalmente hablando, en un parpadeo? Ya estaba cansado, ya estaba molesto.

Ya no quería seguir batallando con sus emociones tan confusas. Tokiya le hacía sentir unas dulces emociones. Pero también le generaba un gran dolor en el pecho que quería evitar a toda costa.

A la media hora, Tokiya llegó. Disculpándose por la tardanza, diciendo que estaba con Masato, planeando algunas cosas.

Pero para entonces, ya ni siquiera pudo apreciar la silueta recelosa de Otoya.

Soneto CXXVI (TokiOto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora