Merida
No sabía hasta que punto llegaba mi necesidad de que volviera a besarme hasta que no juntó sus labios con los míos. No puedo describir la explosión de sensaciones que me recorrían todo el cuerpo. Aunque una parte de mi estaba saltando de alegría, otra parte tenía miedo, mucho miedo. No sé lo que pasaría después de este encuentro pero sé que por ahora no quiero pensar en ello. Así que aparto a un lado esos pensamientos y dejo que mi cuerpo coja el control de la situación.
Seguimos besándonos en la cocina mientras el me coge en brazos. Yo rodeo su cintura con mis piernas y me lleva hasta mi habitación. Me deja en el suelo a los pies de la cama y seguimos comiéndonos a besos. Me siento nerviosa y puedo oír todos y cada uno de los latidos de mi corazón que bombea sangre frenéticamente. Me siento como si nunca hubiera estado con ningún hombre. Sé que me estoy metiendo en la boca del lobo pero quiero dejar a un lado todas mis inseguridades y disfrutar del momento. Él separa nuestros labios y se aparta un milímetro pero sin dejar de abrazarme la cintura.
-Si no quieres...- me dice con la respiración agitada. Yo le indico que no siga poniendo un dedo en sus labios para que lo tome como una invitación a continuar con lo que habíamos empezado. No quiero que hable, no quiero que haga nada que me haga pensar y me eche para atrás. Solo quiero disfrutar de las miles de sensaciones que siento al estar así con él.
Vuelve a besarme y a invadir mi boca con su lengua. Nuestras respiraciones se vuelven a acelerar al igual que mi pulso. Su mano que descansaba en mi cintura se adentra en mi espalda por debajo de la camiseta y empieza a dibujar pequeños círculos con el dedo mientras va subiendo hasta llegar a rozar el sujetador. Ese simple roce me ha puesto frenética. Me quita la camiseta y baja desde mi boca hasta mi cuello regalándome un reguero de besos que hacen que cierre los ojos con un suspiro. Su mano sube hasta colocarla encima de mi pecho y empieza a masajearlo encima del sujetador mientras que con la otra me agarra fuerte del trasero para acercarme mas a el. Noto su erección como se clava en mi y hace que me estremezca y se me ponga la piel de gallina. Sus besos bajan hasta mi escote y yo no puedo resistirme a quitarle la camiseta para ver sus pectorales. Me enciendo más, si eso es posible, al ver sus músculos bien trabajados con una pequeña cantidad de bello negro que baja hasta su ombligo y continua escondiéndose detrás de los pantalones.
Dejo de mirar su cuerpo y levanto la vista para clavar mis ojos en los de Erik. Tiene una sonrisa juguetona sabiendo que me gusta lo que veo y en sus ojos hay un deseo que me alegra que sea por mí. Yo le devuelvo la sonrisa y vuelvo a juntar mis labios con los suyos de una forma un poco desesperada. Me tumba encima de la cama mientras él se coloca arriba y vuelve a llenarme el cuello de besos en dirección descendente. Me baja los tirantes del sujetador y libera mis pechos para continuar besándome por todos los lados. Se me escapa un jadeo cuando muerde delicadamente un pezón y noto como sonríe. Me incorporo para que pueda quitarme el sujetador y yo intento desabrochar su pantalón, pero me noto las manos temblorosas.
-Tranquila...- me dice con una voz tremendamente sensual y cargada de deseo que me vuelve loca por un segundo. Vuelve a besarme los labios y se coloca entre mis piernas para que nuestros cuerpos encajen y se rocen. No me resisto a acariciar su espalda y clavarle las uñas ligeramente cuando da un empujón que hace que note más su erección en mi parte intima. Me estoy desesperando porque mi cuerpo me pide mas, mas y ¡Mas!. Pero Erik lleva esto con una calma impresionante, como si no quisiera dejar ningún lugar de mi cuerpo sin tocar o besar. Yo creo que lo esta haciendo a posta para hacerme sufrir.
Vuelvo a intentar desabrocharle el pantalón mientras me besa y me vuelve a morder el labio inferior. Lo consigo y adentro una de mis manos en su ropa interior para tocarlo. Quiero hacerle sufrir como él lo está haciendo conmigo. Se le escapa un jadeo que le hace cerrar los ojos y ahora soy yo la que sonríe victoriosa. Vuelve a besarme pero ahora con una desesperación mayor. Ya no quiere ir lento y eso hace que mi temperatura corporal suba unos cuantos grados. En un movimiento me quita los pantalones y me deja con las braguitas de encaje. Su mirada se queda fija por un segundo en mi zona intima y va subiendo poco a poco hasta posarse en mis ojos. Los suyos se han vuelto mas oscuros.
-¿Te gusta lo que ves?- le digo con la misma sonrisa juguetona que él tenia antes.
-Demasiado.- se levanta para quitarse los pantalones y se queda mirándome fijamente. Dejándome una muy buena vista de su cuerpo en ropa interior. - ¿Y a ti? ¿Te gusta lo que ves?- yo intento ponerme seria y que no vea como ha reaccionado mi cuerpo al ver su erección que está escondida detrás de la tela pero que da a entender que está bastante preparada para la acción.
-Nah.- pero se me escapa una sonrisa que hace que él se vuelva a subir encima de mi. Baja una mano a mi zona intima e introduce un dedo en mi interior haciendo que de mi boca salga un jadeo.
- Pues para no gustarte lo que ves estas muy mojada.- y vuelve a besarme para atrapar mis gemidos mientra introduce un dedo mas y los va moviendo en círculos. Como puedo le quito los calzoncillos y le acaricio con movimientos lentos pero firmes, recorriendome arriba y abajo toda su erección. Oírlo gemir por mí es el mayor estimulante que he oído. Ese sonido tan ronco, tan lleno de deseo hace que me encienda mas aún.
Durante varios segundos seguimos tocándonos mutuamente, bebiéndonos los gemidos de cada uno con los besos que nos damos. Cierro los ojos en cuanto noto como toca ese punto de mi interior que me vuelve loca y arqueo mi espalda para absorber todo el placer que me está dando con sus manos. Necesito más, mucho más.
Deja mi cuerpo un segundo para ir a buscar un condón en sus pantalones. Rebusca en uno de sus bolsillos y en cuanto lo encuentra se vuelve a colocar encima de mí para volver a devorar mis labios mientras tantea mi entrada consiguiendo que vuelva a ponerme nerviosa. Como si fuera mi primera vez. Como si me pudiera hacer daño. Erik me mira intensamente a los ojos como pidiéndome permiso para continuar. Yo le cojo de la cara para que me bese y así en un movimiento lento se va introduciendo en mi.
Todo lo que había sentido hasta ahora en el sexo no tenia ni punto de comparación de lo que estaba experimentando en ese momento. Era como si pudiera llegar al orgasmo en ese mismo instante. De nuestros labios se escapaban gemidos y suspiros sin cesar. Y yo quería que esta sensación no acabara nunca.
En un movimiento rápido me pongo encima de él y Erik se incorpora haciendo que los dos nos quedemos sentados mientras nuestros cuerpos siguen conectados. Esta posición hace que entre mas, mucho mas, aunque no tenga casi margen para moverme. Mientras hago círculos con mis caderas él se deleita besando mis pechos para después subir hasta mi boca.
-Merida...- se le escapa en un susurro mientras tengo su mirada clavada en mi. Me vuelve a dar la vuelta para que yo esté abajo y coge mis piernas para que rodee su cintura. Acelera el ritmo y noto como todo el calor que siento por el cuerpo se va convirtiendo en una electricidad que me hacer subir a lo mas alto. Llego a un orgasmo brutal y después de dos movimientos también llega Erik. Él apoya su cabeza en mi pecho mientras intentamos recuperar el aliento y que nuestros corazones se tranquilicen después de este asalto.
Cuando ya estamos mas tranquilos Erik levanta la mirada con una sonrisa de esas que me encanta pero que no admitiré nunca delante de él. Yo se la devuelvo porque no sé que hacer en estos momentos. ¿Es muy raro que quiera repetir ya?. Se levanta y va al baño, supongo que para limpiarse. Yo aprovecho y recojo toda mi ropa para dejarla encima de la silla y me pongo mi pijama. ¿Que va a pasar ahora? ¿Se quedará? ¿Se irá a su casa y esto sera un aquí te pillo y aquí te mato? ¿Habrá un segundo asalto?. La ultima pregunta es la que mas me gusta. Pero yo no pienso decidir.
Erik sale del baño y me mira de arriba a bajo al ver mi pijama de verano. Una sonrisa deslumbrante aparece en su cara y se coloca sus calzoncillos.
-¿Por qué estas tan sexy con ese pijama?- me dice en el oído mientras me muerde el lóbulo de la oreja y besa mi cuello.
¡¡Oh!! ¡¡Oh!! ¡¡Segundo asalto!!
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Que Empiece El Juego (1º bilogía Juego) COMPLETA
RomantikPortada realizada por eewriter! Gracias! ¿Qué harías si el hombre al que amas te traiciona de una manera que te hace tener pesadillas casi todas las noches? ¿Qué harías si solo en dos días tu mundo se tambaleara de una manera que consigue que entre...