LuHan no culpa a MinSeok de nada.
Entiende la razón de porqué le elige a ella, y le deja a él atrás;
El hecho de que siempre las parejas quieran creer que todas las peleas y el largo tiempo en batalla si valió la pena, y no fue sólo un desperdicio. El seguirlo intentando una y otra vez, aun cuando la relación está ya determinada al fracaso, por miedo a comenzar de nuevo, y quizá volver a fracasar.
Diferentes intentos, diferentes personas, el mismo resultado.
El terror a lo desconocido cuando la zona confortable; Rutina, costumbre, es más cómoda.
El estar enamorado, al final, no de la persona, sino del no estar solo.
LuHan no culpa a MinSeok de nada.
«Confío en ti.»
LuHan, quizá, de lo único que culpe a MinSeok es de su cobardía.
Un cobarde, tal vez, cuando allí se da la vuelta, desde la fila de abordaje, y MinSeok está a la distancia, a unos breves, posibles, diez metros, pero que parecen kilómetros.
Siempre kilómetros.
Siempre tan lejos y tan cerca a la vez.
Cobarde.
«La foto, junto al Pato Donald, la haremos, ¿Sí? Yo sostendré la cámara y tú posarás junto a mí.»
Las mejillas de MinSeok coloradas y sudorosas por el cansancio de, probablemente, una carrera, tal como el primer día en que le conoció. LuHan no culpa a MinSeok de nada.
Su respiración agitada, pecho inflándose y luego decayendo. Su cabello trenzado y sudado, sobre mejillas curvadas en fatídica expresión, manos pequeñas y delicadas, dedos escarbando en la miseria, complexiones y confluencias, LuHan definitivamente no culpa a MinSeok de nada.
«Te llevaré a la Enfermería.»
Es quizá doloroso y lamentable, el hecho de que haya llegado hasta allí para verle marchar. Sólo marchar.
(Detener, quizá, pero si no le está deteniendo es por algo, y LuHan ya no quiere tener esperanzas arruinadas que sólo terminan destrozándole más el corazón.)
LuHan esta vez no se pregunta tampoco nada, porque ya nada importa, y ya no quiere saber.
Quizá simplemente se cuestione un ¿Cuándo dejará de doler? Porque duele.
Jodidamente duele.
Pero Minseok no le está reteniendo, no le detiene, la fila avanza, y ¿Por qué quedarse en un lugar en donde no le quieren?
«Podemos vivir juntos...»
—Qué hermoso hubiese sido.
La multitud avanza alrededor de ellos, como relojes detenidos y tiempo congelado.
Las pupilas de Minseok observándole, viéndole quizá por primera vez, un tanto diferente. LuHan no lo sabe ni lo quiere suponer. Está demasiado cansado.
«Quizá me has mirado, pero no me has visto.»
Si MinSeok nunca va a amarle como él quiere, ¿Entonces de qué sirve?
LuHan sabe que en aquel juego el único perdedor sería él.
«—Me gustaría ser importante en tu vida, hyung. Como tú lo eres en la mía."
—"Lo eres."»
LuHan se pensaba, de vez en cuando, que MinSeok le daba pistas de amor. Pero nunca consiguió almacenar, ni procesar, ideas ni esperanzas, más allá de una fatídica amistad y amor no correspondido.
MinSeok ya lo ha dejado en claro, y aunque tal vez no fuese así, es entonces demasiado orgulloso para admitir su error, valiendo ya no más la pena.
«Yo siempre te consideré mi amigo, LuHan.»
LuHan comprende, entonces, que todo el tiempo ha sido un personaje secundario en aquella historia. Un borrón en los márgenes, sin protagonismo ni felicidad, y ahora, por primera vez, quiere ser el del rol principal.
Ya no quiere recoger migajas ni trozos, ni pizcas, ni pedazos de amor, ni de esperanza.
Quiere un todo.
Un todo en compañía de (primero y principalmente) amor propio.
«—"¿No me quieres?"
—"Si lo hago."
—"Pero nunca seré lo suficientemente importante para ti como tú lo eres para mí."»
Así que cuando LuHan aborda, y MinSeok al final nunca le detiene, no le culpa porque comprende que si Minseok le hubiese detenido, habría una linda chica con un corazón roto que lloraría desconsolada.
(Y porque si Minseok le hubiese detenido, LuHan ya nunca más se hubiera apartado de su lado, asfixiándole, sofocándole, siendo un hermoso y fatídico incordio.)
Hermoso y fatídico; Como todo lo es en MinSeok.
«¿Por qué no te das cuenta LuHan que eres una molestia? Que me asfixias, que me sofocas, ¡Que eres un incordio para mí!»
MinSeok desaparecerá de su vida como mucha gente aparecerá y se irá. Duele sí, pero con el tiempo dejará de hacerlo.
Así que esta vez, el que da la espalda es LuHan. Esta vez, el difuminado ya no es MinSeok. El difuminado y abstracto, difuso y diluido, esta vez es LuHan.
Desdibujándose y desapareciendo como acuarelas y óleo desquebrajado y añejo con el tiempo. Como humo.
Calándose desde adentro; Desde la punta de los pelos hasta la punta de los pies, y allí más profundo, tal vez, entre órganos y tripas, y sangre, y latidos. Porque no hay nada más doloroso que un amor no correspondido.
Amor tortuoso taladrándose dentro del cráneo, escarbando entre cortezas y deslizándose dentro de la médula a lo largo de toda la columna dorsal; Espinas y cartílagos, huesos y vértebras.
Huesos y vértebras, tal como humo.
Desdibujándose y desapareciendo como humo.
Un inexistente humo.
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INCORDIO [XiuHan/LuMin] FINALIZADO
FanfictionDe que Lu Han ve en Minseok todo lo que Minseok no ve en él. • AU!Romance, angst, high school •Resubido, original 2015 en amor-yaoi