VII.- «La historia de cada quien.»

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Agosto se pinta extrañamente bien. No porque a MinSeok no le importen los feriados o vacaciones, ya que el entrenamiento se dicta igual. Tampoco es porque se pasen de sonrisitas y pataditas por debajo de las mesas de la biblioteca, en las horas en las que ambos deberían de estudiar.

Y tampoco es porque MinSeok ha estado hace mucho tiempo ya, distante de su (actualmente) exnovia.

Es uno de esos sábados insólitos en donde toda la familia come junta a la mesa de la cocina (esa para cuatro personas) y donde cada uno queda frente al otro.

Con sorpresa para LuHan la mujer cocina, SeHun coloca los platos, y su padre cambia de canales en el televisor con cautivante calma y paz. LuHan observa por la ventana el clima, el cielo y el césped de la vecina, saboreando la pronta llegada del otoño; Su estación favorita.

La sopa se pinta de alguna forma deliciosa, y el olor impregna sus fosas nasales. LuHan es el último en sentarse a la mesa, y el último en dar el primer bocado.

Es para el final de la sopa con la que ha bañado su arroz blanco, que la vista se le nubla, y la garganta se le aprieta. LuHan cae al suelo sofocado y con los ojos llenos de lágrimas, sin siquiera poder respirar.

Para cuando el chico pregunta lo que la sopa contiene, SeHun está con el teléfono en mano llamando a una ambulancia.

—Es jaecheopguk. —Responde la ex viuda Oh con tono agobiante e inexpresividad quizá debido al aturdimiento.

LuHan se pregunta cómo su padre y aquellas personas no saben que es alérgico a las almejas. Es ridículo, en realidad. Y un poco decepcionante, tal vez.

El cómo y cuándo llega a emergencias, no lo recuerda. Su vista se baña de un telón negro, despertando sólo con los alegatos de su padre sobre lo costoso que el hospital es, y de que le llevará a casa.

LuHan pasa toda la tarde y la noche del sábado en su habitación, recuperándose de las inyecciones concentradas del alérgeno para su pronta recuperación.

(Quizá debió de mejor haber muerto.)

Y LuHan ríe, porque extrañamente y burdamente, hay algo por primera vez emocionante que ha pasado en su vida.

SeHun sale a las 11 de la mañana el domingo, cuando una figura al frente de la casa le detiene, haciéndole estrellar contra la puerta de la entrada.

—Hola, SeHun.

SeHun marca una pequeña reverencia en un disgustado saludo. —MinSeok hyung.

—¿LuHan está?

Para cuando SeHun quiere negar, LuHan ya está desde su propia ventana, cuarto arriba, frustrando sus opciones.



"No fuiste al entrenamiento ayer" Es la excusa con la que MinSeok entra a la habitación después de dos golpes y medios, y tras la larga y sorpresiva mirada del alto.

—Llamé a tu móvil pero no respondías, así que te vine a ver.

MinSeok ríe una vez, y unas cuantas veces más, sobre cómo el 'invencible delantero del club de soccer' ha sido derrotado por una simple y mundana almeja. LuHan no puede evitar reír también con él.

—No hay nada.

Su voz suena un poco desilusionada cuando MinSeok traza figuras por las desnudas paredes llenas de polvo, y pintura desquebrajada.

INCORDIO [XiuHan/LuMin] FINALIZADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora