El pricipio del Fin (2/3) las marcas de los sirvientes

18 3 0
                                    


Siento que no puedo seguir mas hacia delante.

Cada vez que doy un paso siento como si la marca de mi brazo se estuviera abriendo.

Me duele.,

Me duele muchisimo.

Grito y grito, de dolor.

grito durante minutos, e incluso..,

e incluso derramo lágrimas.

Como yo me temia es cierto, mi marca se está abriendo.

Hasta que despues de tanto dolor ya no me inmuto ante la gravedad de mi herida.

Ya no siento dolor, ahora...

Ahora no siento nada.

Lo unico que siento es mi corazon latiendo cada vez mas despacio.

Siento que poco a poco me voy apagando, siento que tendria que haberle dicho a mis seres queridos que cuentan conmigo, y ahora me siento culpable por las peleas y daños que les he causado.

Ahora lo veo todo claro, justo.....,

Justo cuando siento que mi corazon se va apagando.

Ya no siento nada a mi alrededor, ya no siento mi presencia, ni mi aura, ni mucho menos mi alma.

Solo veo mi cuerpo aqui parado, en este lugar sin vida, oscuro y maligno.

No hay señal alguna de luz, tan solo veo una gran torre a lo lejos.

Siento como mi cuerpo se mueve solo hasta llegar a una grandiosa puerta de 800 metros.

Siento como interactuo sin usar el cerebro.

Y siento como el brazo izquierdo, donde tengo la marca, se alza solo.

Mi piel empieza a retorcerse, la marca,... empieza a girar en circulo hasta que siento tal dolor que saco una lagrima de sangre.,

mi piel se ha levantado.

La gran puerta empieza a abrirse, en la puerta pone escrito esto:

Bienvenida a Pegasusland, donde los pegasos son demonios, donde los chicos y chicas elegidos igual que tu son malignos.

Siento mi cuerpo entrando en aquel infierno lleno de oscuridad y malas auras.

Y siento como algo dentro de mi,lucha por quedarse quieta y no entrar en aquel sitio.

Pero no le es posible.

Mi inconsciente cuerpo entra en Pegasusland, el mundo que parece ser lo contrario de mi mundo.

La puerta se cierra.

Y no se como pero recupero la consciencia.

Dos guardas malignos, angeles oscuros con marcas de diablo por la frente, me llevan a una celda, donde me tiran al suelo.

Sin decir nada, solo riendose de mi, riendose con una risa maligna, de haberle hecho daño a alguien.

Pegasusland: El Mundo ProhíbidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora