Capítulo 3

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Al otro lado de aquel enorme edificio se encontraba Nate absorto en sus pensamientos ¿Como era posible que alguien que estuviera ahí no supiera porque? Tenia que averiguar como esa niña había entrado ¿cual era su historia? ¿Estaría dispuesta a dejarlo todo?
Entre más lo pensaba mas furioso se ponía ¿como era posible que a un emporio de esa magnitud y tan protegido e inquebrantable  le estuvieran abriendo una llaga?

Sin duda quien la dejo ahí era muy influyente, despejando un poco su cabeza, se dirigió a la zona  de archivos, que era casi tan grande como una mansión, llena de estanterías donde descansaban billones de carpetas perfectamente ordenadas.

—Catherine, quiero que me busques el informe de la señorita Astrid, lo quiero en mi escritorio en una hora—. le informo a una de las encargadas de aquel lugar, una vez Nate salió de la vista de Catherine ella refunfuño molesta era imposible encontrarlo en una hora, podía incluso tardarse días, sin mas se  puso en marcha.

Nate caminaba a paso firme por los largos pasillos seguido de su secretaria que corría lo mas rápido que la aguja de sus enormes tacones le permitía, mientras Nate se burlaba de ella, pues Britt siempre hacia hasta lo imposible por cortejarlo, a pesar de su buen cuerpo y juventud el no se metería con nadie que estuviera relacionada con el trabajo.

Dio un giro ala derecha hasta llegar a la habitación de junto con la de Astrid, ahí se encontraba una gran ventana por donde la podían observar sin embargo ella no a ellos.

—La he sedado—. le dijo la enfermera a Nate, dentro del cuarto se encontraban varios enfermeros y Marcus la mano derecha de Carlota  que tanto le desagradaba a Nate.

—¿Como es que ella entro aquí?—. pregunto Marcus con aires de grandeza.

—En eso estoy.

Tras la cortante respuesta de Nate y su actitud tan indiferente,Marcus salió junto con los enfermeros dejándolo solo con Britt.

A través del cristal Nate observaba a Astrid descansando plácidamente. Tenia una piel clara, y su cabello castaño. las facciones de su cara eran muy bonitas y su cuerpo tenia lo justo en cuestión de proporciones.

Una hora mas tarde Nate ya se dirigía a su oficina para analizar los documentos de Astrid, no decían gran cosa, en realidad carecían de información.

Lo único destacable era su apellido
"Johnson"

Nate cada vez estaba mas confundido debido a que nunca sus superiores habían faltado con tanta información.

Sus documentos a lo mucho contenían, su fecha de nacimiento y alergias, cuando la del resto de los sujetos de prueba tenían un informe detallado de su vida.

Y que el de Astrid solo tuviera una página le intrigaba, pero lo dejaría pasar, al menos por ahora. Pensó Nate. Mientras se encaminaba a su automóvil.

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—¡Niña! ¡niña!

Se oía el murmuro de una mujer llamándola, Astrid abrió los ojos con pesadez, mirando a la joven enfermera suspirar de alivio
-Se supone que el sedante paso hace dos horas, si que eres perezosa.

Astrid no entendía que le decía pero supuso que seria regañada por cualquier mínimo error, sin embargo no hizo preguntas, se mantuvo callada a la espera de respuestas.

Pero al parecer pasaría otro día en la ignorancia, pues luego de que la enfermera se retiró nadie se acercó durante horas.

Cansada de todo comenzó a juguetear con sus dedos pronto también sus pies siguieron la danza, miro la habitación con cautela, cada rincón todo seguía como tiempo atrás lo había observado igual de impecable, se pregunto ¿porque si no tenia ningún tipo de enfermedad se encontraba conectada a una máquina? Pero al parecer tampoco podría resolver esa duda.

ASTRIDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora