ASTRID

Capítulo 5

Habían pasado tan solo 24 horas desde que Astrid había ingresado a aquel lugar.

Luego del primer experimento que le realizaron que tan solo se trataba de un nuevo tipo de anestesia, no quedo nada bien, pues aun tenia muchos errores por suerte los daños no serían temporales.

Entre estos daños se encontraba la migraña y el vómito constante lo que en tan solo 3 horas de vómito imparable la había dejado deshidratada.

Las enfermeras hacían su mejor trabajo por mantenerla con buena salud, sobre todo Sarah, que sentía empatía por la pobre niña.

El problema era que si en las 24 primeras horas había reaccionado tan mal, no soportaría las pruebas siguientes, por eso la opción de desecharla era cada vez mas probable.

Pero desecharla no era solo dejarla libre, era desaparecerla con la muerte. Las únicas personas que salían vivas de ahí eran aquellas que soportaban cierto numero de pruebas, esa era su recompensa mas dinero y seguridad en lo que restaba de su vida, aunque primero se tenia que firmar un acuerdo de silencio que si por alguna razón se rompía se castigaba con la muerte.

Luego de la décima vez que su cuerpo se dobló para vomitar Astrid se sentó en la camilla, cerró los ojos un momento y se mantuvo quieta.
El ruido de la puerta metálica abriendo la sobresalto pero no abrió los ojos seguro seria una enfermera que venía a limpiar el nuevo desastre.

—Astrid—. La llamo una voz rasposa que reconoció enseguida, desde que hablo con Marcus y Carlota no había vuelto a hablar con nadie.

Levantando la vista, se encontró con los ojos verdes de aquel muchacho del que no sabia su nombre, el la miraba con seriedad.

Astrid trato de responder pero simplemente no pudo abrir la boca, no tenia mas fuerzas.

La mirada de Nate reflejo preocupación, nadie en tan poco tiempo había reaccionado de esa manera. Por suerte el en los laboratorios había creado una nueva vitamina que favorecía la salud humana de manera inigualable, nadie sabia de su existencia, por lo que la llevaba oculta en uno de los bolsos de la bata que llevaba puesta.

—Se como te sientes.—le hablo en un susurro.— pero estoy aquí para ayudarte.

Cuando Astrid vio lo que sacaba de su bolsillo se alarmo, no quería una nueva inyección, con todas las fuerzas que consiguió reunir se movió inquieta. 

Si, el tipo le atraía de una manera extraña pero no era estúpida para dejarse inyectar nuevamente, no confiaba ni en el, ni en nadie que se encontrará en ese lugar, comenzó a moverse con mas brusquedad hasta que las manos de aquel muchacho la tomaron con cuidado, eso la alarmó a un mas por lo que intentó gritar aunque sabia que nadie la ayudaría.

El tapo su boca, sabia que llamando la atención el no conseguiría ayudarla.

—Shh—. Susurro Nate.— estoy aquí para ayudarte, tranquila.—continuo con un tono de voz tan suave que logró tranquilizarla solo un poco.

—¿Qui-quien e-eres?.—logró pronunciar Astrid bastante bajo

—Me llamo Nate.

Esa respuesta no era la que Astrid quería, por lo que no le presto mucha atención, lo que ella quería saber era quien era el en ese lugar, pero por la mirada que le dio supo que el no diría más.

—Deja que te la ponga confía en
mi—. Unas simples palabras no harían que Astrid confiara pero se distrajo lo suficiente con aquella mirada que no se dio cuenta que la aguja se aproximaba a su piel, hasta que la sintió perforandola.

Al instante una sensación de alivio la invadió, por primera vez en mucho tiempo incluso antes de llegar a aquel lugar, sintió que había esperanzas.

Cerró los ojos para descansar nuevamente, pues su cuerpo tan debilitado era lo único que pedía.

Nate sonrió al verla dormir con un gesto de paz, que no había visto en todas las veces que ella había estado inconsciente.

Tras la ventana en la habitación continúa se encontraba Carlota, que había entrado justo en el momento que Astrid cerró los ojos, no vio nada inusual excepto la sonrisa de Nate un detalle que no pasaría por alto pues el nunca sonreía.