Nova Terra (Logan Lerman y Tú) {Retomada}

"Capítulo V (parte II)"

Noviembre, 2019

Fecha válida para el planeta Tierra

Desperté como si saliese de debajo del agua. Tomé una bocanada de aire y abrí los ojos de par en par buscando guardias a mi alrededor, pero no había nada, todo estaba oscuro. Poco a poco intenté situarme en el espacio. Estaba sentada, llevé mis manos a mi pecho, cinturones formaban una X sobre él. Mis ojos se fueron acostumbrando a la oscuridad y unos segundos después me fue posible ver qué tenía a mi lado: chicos. Tanto a mi izquierda como a mi derecha había chicos sentados a la misma altura que yo, lo que me dejaba concluir que estaban durmiendo, desmayados, o muertos. No podía descartar nada. Mi piel se erizó con la última idea. Intenté mirarlos más de cerca pero los cinturones me impedían cualquier movimiento. Tiré mi cabeza hacia atrás hasta chocar con el respaldo, que era de un material duro. Dejé que un suspiro se escapara de mi boca mientras intentaba mirar el techo a través de la oscuridad ¿Serviría de algo preguntarme dónde estaba? Las imágenes que vi cuando intenté escapar pasaron como una película en mi cabeza. Nada tenía sentido. NADA. Pensar en lo que me estaba pasando era como recordar los sueños que tuviste durante la noche. Todo era absurdo y sin sentido, lógica ni un patrón para guiarse. Sólo que esto era mil veces peor. Estaba consciente dentro de una pesadilla. Sabía que tenía que intentar escapar de nuevo, morir escapando si era necesario ¿Pero de qué? Estaba asustada de todo y de nada a la vez. Era incapaz de materializar en una palabra el origen de mi miedo.

No sé por cuánto tiempo me quedé mirando al cielo de infinita oscuridad. No me sentía como yo, me sentía cansada y pesimista. O tal vez esa era yo, tal vez siempre lo fui... Pero ¿qué diablos estoy pensando? Tengo que escapar de aquí.

En el preciso momento en que enderecé mi cabeza de nuevo una luz se prendió en frente de mí. Tuve que cerrar los ojos y poner mis manos frente a ellos para que la luz no me cegara. Cuando me sentí segura miré a través de mis dedos. La luz formaba un rectángulo perfecto frente a mí, a no más de dos metros. Miré a mis lados. Si bien la luz sólo estaba frente a mí, gracias a ella podía ver todo el entorno. Primero descubrí que los chicos a mi lado no eran los únicos. Estábamos en un pasillo con forma de media luna, y una fila de chicos sentados contra la misma pared se extendía de extremo a extremo hasta que la vuelta del pasillo no me permitía ver más. Noté que el orden de nuestros asientos seguía un patrón, intercalando chicos y chicas. La pared en frente estaba hecha de metal y doblaba con el pasillo, además se dividía en rectángulos, podría decir que uno enfrente de cada persona, aunque sólo el mío estaba brillando. La verdad es que tenía sentido, pues sólo yo estaba despierta. El techo no estaba demasiado alto, si me levantase tal vez podría alcanzarlo alzando el brazo.

La luz comenzó a bajar la intensidad, hasta que no necesité cubrir mis ojos para mirarla. Entonces un punto rojo en la parte superior se encendió, era pequeño pero contrastaba bastante. La luz se disipó hasta formar un marco y en el centro aparecí yo, como si me estuviese viendo en un espejo.

Oh. Dios.

Mi cabello pasaba al lado de mi rostro hasta llegar debajo de mis costillas, mucho más largo de cómo lo recordaba desde la última vez que lo vi. Pero eso no era lo que me llamaba la atención, si no el color. Estaba plateado. PLATEADO. No pude evitar tomar mechones y ponerlos frente a mis ojos para confirmarlo por mí misma.

-¿Pero qué...- susurré incapaz de completar la oración.

Levanté la vista al "espejo" de nuevo. Tuve que esforzarme bastante para ver los detalles de mi imagen y no sólo quedarme con la boca abierta mirando el color de mi pelo. Sólo podía ver desde mi cintura hacia arriba. El traje que usaba era completamente negro y pegado al cuerpo. Mi piel se veía extremadamente blanca, pero supongo que era por la luz alumbrando directo en mi cara. Tal y como la vez anterior me veía mayor, incluso más.