Hoseok

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Las arcadas no dejaban de hacer acto de presencia en aquel muchacho y la agonizante melodía no ayudaba a que estas cesaran, aún así tenía hambre, llevaba demasiadas horas sin comer y su cuerpo le pedía a gritos que probara bocado, pero aquel plato de comida que tenía en frente no era de su confianza, fácilmente podía ser drogado de nuevo y no quería morir así, aún no.

- Vamos, come, te prometo que no tiene nada malo - el sujeto levantó la barbilla del joven e intentó abrir su boca presionando sus mejillas, pero no funcionó - mira - tomó la cuchara y depositó un poco de arroz en su propia boca, tratando de demostrar al muchacho que no tenía nada malo - ahora come, necesitas tener fuerzas para mantenerte despierto.

El hambriento joven no dudó más y abrió la boca para recibir lo que su secuestrador le ofrecía, no se molestó en masticar más de tres veces y tragó todo mientras lloraba, estaba seguro que la melodía del piano de fondo intentaba recordar la miserable vida que había tenido desde hace un tiempo atrás, exactamente hace un mes. O quizás más pensó, pero ya no quería recordar, le hacía daño.

- Muy bien mocoso, te has portado muy bien - comenzó a acariciar la mejilla del muchacho - como recompensa dejaré que preguntes lo que quieras, vamos, pregunta.

- ¿v-vas a matarme? - dijo el muchacho en un susurro.

- Buah! que pregunta más aburrida, pero responderé - se sentó nuevamente en la vieja silla frente al muchacho - la respuesta es... no lo se. Deseo matarte con todas mis fuerzas, podría hacerlo aquí mismo ¿sabes?, pero sin embargo, algo dentro de mi me dice que te deje vivir. ¿Tu deseas vivir? - miró desafiante al muchacho.

- D-deseo vivir, por favor... no me m-mates... yo... solo quiero vivir.

- Entiendo, aprecias tu vida, ¿pero que te hace pensar que mereces vivir? No eres tan importante, ahora mismo si te matara nadie lloraría por ti.

- Tenía amigos... pero los mataste, ¡¡t-te los llevaste!! yo... aún así deseo vivir.

- Siempre que te observe supe que eras diferente al resto, careces de empatía y tu egoísmo te impidió ver más allá de tus narices - limpió una lágrima que corría por la mejilla del joven y luego apoyó las manos en sus rodillas - por eso estás aquí, pero no quiero asustarte, a si que sigamos.






Cuando los cinco amigos se reunieron nuevamente en la casa de Hoseok, al día siguiente del funeral, supieron que las cosas estaban empeorando y no pararían hasta que alguien hiciera algo. La policía tenía vigilado el perímetro de la casa con dos hombres, decidieron que lo más cuerdo era que se quedaran juntos, ya que si se separaban el asesino podría atraparlos más fácilmente.

Si salían ya sea a la Universidad o a sus respectivos trabajos siempre lo hacían los cinco juntos, caminaban prácticamente sin emitir sonido mientras miraban en todas direcciones por si alguien los seguía. En varias ocasiones sentían que alguien los seguía y muchas de estas veces no se equivocaban ya que sentían que alguien tomaba fotografías desde su espalda.

Informaron esta situación a la policía y rápidamente comenzó una búsqueda por los alrededores para dar con algún sujeto sospechoso, pero jamás encontraron nada.

Jimin luego de las clases de danza en la Universidad pasaba a buscar al trabajo a Yoongi, el cual daba clases de música en un pequeño colegio del sector, por lo que todas las tardes volvían juntos y compartían opiniones sobre compositores, grupos y música en general. 

Por Nosotros | BTSWhere stories live. Discover now