En menos de cinco minutos yo ya estaba frente a la puerta de mi casa e Isaac aun seguía conmigo. Saque las llaves de la mochila, introduje la llave en la chapa de la puerta y la abrí. Antes de entrar mire a Isaac.
-¿No se supone que deberías irte a tu casa? – Le pregunte con una sonrisa falsa de nuevo.
- No lo hare, mi madre me pidió que antes de llegar a casa viniera a buscar la revista que le prestó a tu madre.
-¿Una revista? Pues, debiste haberlo dicho antes. – Entre a casa, lance la mochila hacia el sillón y me puse a buscar la revista de la cual hablaba Isaac. Imagine que la revista podría haberla dejado encima de la mesita de la sala pero no había nada. Busque en cada rincón y mueble pero nada. Camine hacia la puerta y la abrí –Eh... ¿Isaac? – Me miro atento - ¿Cómo es la revista que buscas? – le sonreí. Debía tener una cara de estúpida.
-¿No preferirías que mejor yo entrara a buscarla?
-Pues no, solo dime cual es, yo sola puedo buscarla – En ese momento Isaac pareciera que no me hubiera escuchado para nada, él solo se acerco a mí, me hizo a un lado y entro a mi casa. Lo mire indignada, - Ja, ¿Quién crees que eres para hacer eso?
-Tranquila solo estoy buscando la revista – Isaac se puso a revisar las cosas que habían encima de la mesita. La verdad no me molesto nada de lo que estaba haciendo, seguramente él la iba a encontrar más rápido que yo.
Llevaba buenos minutos buscándola y seguía sin encontrar nada. Hasta que pareció haberse cansado de buscar y se sentó en el sofá.
-Creo que no está – Me sonrió. Me acerque hacia él.
-Ya podrías retirarte – Le sonreí de vuelta.
-Dejarme descansar, busque mucho mejor que tú al menos
-Si claro – Le pegue levemente en el hombro
-No hagas eso – Se puso serio y yo le volví a pegar en el hombro – No lo hagas.
- ¿Por qué? – Lo volvió a hacer.
-Porque no quiero que o hagas – Me sonrió. Le pegue por última vez hasta que el me agarro de la muñeca y me tiro hacia el sofá bruscamente. Caí a su lado. – Te dije que no lo hicieras – Se apoyo contra el sillón quedando cerca mío. Tanto que no paraba de sonreír me llegaba a dar miedo.
-Esta demente usted... - Le dije.
- Soy feliz así – os quedamos mirando el uno al otro. Hasta que dela nada una luz nos ilumino. De inmediato mire hacia adelante y estaba el Juanpa frente a nosotros dos con una cámara en la mano.
-Vaya, así que es verdad que ustedes dos estas juntos
-¡¿Qué!? – Me levante rápidamente del sofá y empecé a hacer gestos raros con mis manos tratando de negar todo – ¡Yo no tengo nada con esta cosa! – Estire el brazo y a la fuerza le quite la cámara de las manos.
-¿Oye? Eso es mío y yo lo supuse porque estaban a punto de reproducirse en mi sofá.
- Deja de decir tonterías – Hasta a punto de pegarle, de hecho mi puño estaba formado pero antes de poder hacer algo, la mano de Isaac sostuvo mi muñeca. Lo mire.
-Tonta, deja de hacer estupideces – Dijo Isaac.
-¡Sí! Deja de hacer estupideces – Repitió irónico Juanpa.
-Me refería a ti – Le dijo Isaac al Juanpa y él quedo callado mirándolo – No, mentira – Solo tuna risa mientras me soltaba mi muñeca y estiraba su mano hacia el Juanpa – Hola, un placer, mi nombre es Isaac – El Juanpa sonrió y apretó su mano con fuerza.
-Ja, el placer es mío, mi nombre es Juan Pablo – Rieron juntos. En ese momento aproveche de eliminar la foto que nos había tomado el Juanpa. Hay que aceptarlo, no salíamos tan mal con esa mirada de bobos.
-¿Me puedes devolver mi cámara? – Mire al Juanpa y me miraba serio.
-Es toda tuya – Se la devolví.
-Aquí está tu revista – Me dijo con una voz estúpida mientras me tiraba la revista y yo la atrapaba. El Juanpa se retiro de la sala. Mire a Isaac.
-Bien, aquí está tu estúpida revista – Le estire la mano con la revista en ella y él la recibió
-Ya puedes largarte de mi casa – Isaac se acerca a mí y me abraza.
-No – Me dice de forma tierna. No supe cómo reaccionar al instante, lo único que hice fue rodear mis brazos por su torso. Era un abrazo cálido, no sé porque lo hizo pero bueno, no estuvo tan mal.
-Lárgate, quiere – Le dije de forma fría pero obviamente bromeando.
-Eres cruel – Me dijo separándose de mí y caminando hacia la puerta, antes de salir por ella se dio vuelta – Espera ¿No me darás las gracias?
-¿Darte las gracias de qué? – Le pregunte incrédulamente.
-Darme las gracias de que tu hermano se fue y de que gracias a mi no le pegaste – Me lo dijo todo rápidamente.
-Es mi hermano – Puse mi mano en mi pecho – Yo sé lo que hago con él.
-Pegarle no es la solución ¿O sí? – Me dejo pensativa un poco pero para mí la respuesta era un si en el fondo. - Sea como sea, deberías agradecérmelo – Se cruzo de brazos, sonrió
-¿Qué tal con una cita?
-Ni loca tendría una cita contigo. Le dije de inmediato. Me empecé a acercar a él y lo empecé a empujar – Vete de mi casa – Lo empuje hasta que lo saque.
- Bien, pues entonces nos vemos en la noche
-Aja como digas, adiós – Cerré la puerta sin decir más y me eche en el sofá un rato. Me puse a pensar en lo último que me dijo Isaac, "nos vemos en la noche" ¿A qué se refería? Estaba quedando con una duda inmensa. Me levante del sofá, fui hacia la puerta hasta abrirla y salí corriendo hacia a la calle. Con la mirada empecé a buscar a Isaac y ya estaba por doblar la esquina - ¡¡Isaac!! – Antes de podar doblar me miro - ¡¿A qué te referías con que "nos vemos en la noche"?! – Él no respondió nada, solo me sonrió y doblo la esquina. Me desilusiono un poco el no saber a qué se refería... Me devolví a casa y entre, me eche en el sofá a pensar.
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Sonríe, se feliz conmigo.
Ficção AdolescenteAlguna vez han tenido un amigo con el que al principio te peleas, lo odias y después te enamoras, yo tampoco. Esta es la historia de Lucia Wells, 17 años y vive Birmingham con sus padres y sus hermanos menores, los cuales son mellizos. Es una person...