Pasaron los días, en los cuales Anael no llamaba ni buscaba a Lucas, cada vez se sentía más sola, y estaba entrando en depresión. Se sentó en la alfombra con su perra vainilla, la cual sentía como su única compañía. Empezó a recordar su vida, desde muy pequeña se había criado en un hogar para niños huérfanos, no conoció a sus padres, pero gracias a la ayuda de muchas personas Anael logró ingresar a la universidad y capacitarse para cumplir su sueño ser maestra.
Lucas al salir del hospital en el cual trabajaba, se dirigió al centro comercial a comprar unas películas para Luciana, su pequeña sobrina. Cuando salió del local observó a Anael salir de una tienda de ropa, se quedó impresionado por la apariencia de Anael, estaba más delgada y pálida, recordó lo que su sobrina Luciana le dijo -Anael enferma- se preocupó, se le veía muy mal. Lucas se quedó parado observándola mientras salía de la tienda con el móvil en la mano, Anael hizo un gesto de dolor y se sentó en una silla que estaba cerca. Lucas sabía que Anael no estaba bien, por eso dejando su orgullo de lado se acercó a ella, la cual se levantó de inmediato al ver que se dirigía hacia donde ella estaba.
—Anael, ¿te encuentras bien?— preguntó Lucas muy preocupado.
—Si— respondió sin ánimos.
—supe que estas enferma, ¿te ha visto un medico?, ¿Qué sientes?
—no estoy enferma, ya te dije que estoy bien.
—por favor no mientas, sé que algo te duele, y por el gesto que hiciste ya sé dónde es.
En ese momento Anael se mareó, soltando su móvil, el cual se estrelló contra el piso, Lucas la sostuvo rápidamente evitando que cayera y la sentó nuevamente en la silla. Lucas la observaba mientras bebía una botella de agua que él le había traído. Cuando Anael estuvo mejor, se puso en pie y dijo:
—Gracias— se dio la vuelta para marcharse, Lucas evitando que se fuera dijo:
— ¡espera! déjame llevarte a tu casa, te veo muy mal para conducir— al ver que Anael se empezaba a enojar dijo: —, o al hospital, si no quieres que te vea yo puede ser otro médico.
Anael lo miró por unos segundos, amaba a Lucas como a nadie, pero era evidente que él ya no la amaba, recordar a esa mujer en su apartamento y las palabras que dijo, le dejaban claro que ya no sentía absolutamente nada por ella, pero no entendía por qué se había acercado a ayudarla. Anael sin decir nada se giró nuevamente y se marchó.
Lucas quedó muy preocupado por el estado de Anael, se sentó en la silla donde anteriormente estaba Anael. Amaba con locura a esa morena, pero aún estaba muy dolido por su traición. Cuando se disponía a marcharse, observó el móvil de Anael en el piso, lo agarró y la buscó por el centro comercial, pero ya no estaba.
Llegó a su apartamento y dejó el móvil sobre la mesa; cuando se giró para ir a ducharse, sonó el móvil de Anael, pensó en si debería ver o no el mensaje. Pero la curiosidad le pudo más. Al revisar leyó el mensaje de Rodrigo:
«Como ves, Anael, no estoy jugando, te dije que si no eres mía tampoco eres de él»
Lucas continúo leyendo los mensajes anteriores, y se quedó seco al enterarse de la relación que Rodrigo y Anael habían tenido hace un tiempo, y entendió que se trataba del mismo hombre del que Anael le había contado. Se odió a si mismo por haberla tratado de esa manera. Pero aún más furioso por lo que Rodrigo había hecho, fue hasta el bar y sin preguntar ni saludar le dio varios golpes, los hombres de seguridad sacaron a Lucas del bar. Sintiéndose lo peor fue a casa de su amigo Marcelo.
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dime que me quieres
RomanceNo todo se ha perdido, mientras la confianza viva en todo su esplendor, eternamente será el corazón quien conducirá el camino de dos personas que se aman. Pero ¿Qué sucede cuando te enteras que ya no hay más confianza? Dime que me quieres, cuenta un...