Lucas llegó a su apartamento después de un muy pesado día, se quitó la ropa, entró en la ducha, se puso algo cómodo y se tumbó en la cama; durmió hasta el día siguiente cuando sonó la alarma. Después de bañarse, vestirse y estar listo, salió nuevamente al hospital, en la tarde, al ver que había mucho trabajo por realizar decidió llamar a su hermana, había quedado en ir a recoger a Luciana, pero no podría. Después de llamar a su hermana julia continuó con su trabajo, tenía varias cirugías ese día.
Pasaron tres días, en los que Lucas no pudo comunicarse con Anael, pero al fin tenía más espacio, ese día llamó a Anael a su móvil, pero esta no lo cogió, lo hizo varias veces, hasta que se decidió por ir hasta su casa. Al llegar, llamó a la puerta, Anael al verlo arrugó el entrecejo, Lucas llevaba meses de conocerla y sabia por su rostro que estaba enojada. Antes de que Anael dijera una palabra entró en su casa y la besó, llevaba varios días sin verla y la extrañaba. Después de terminar el beso Lucas preguntó.
—cielo... ¿qué ocurre?
—Necesito que me digas la verdad, Lucas, ¿estás conmigo por una apuesta? — preguntó Anael sin preámbulos.
Lucas se quedó de piedra, había olvidado ya esa apuesta, «pero ¿cómo había podido enterarse de eso?» Pensó. Y cuando se disponía a responder Anael volvió al ataque:
— ¿Hiciste una apuesta con quien sabe quién para ver si me llevabas a la cama?— Lucas pensó en que responder, pero al final se decidió por la verdad.
—sí, pero no es como lo imaginas...
— ¿Me puedes decir cuánto valgo para ti, por qué cantidad de dinero hiciste eso?— dijo con los ojos brillosos de lágrimas.
—la apuesta no fue por dinero, pero déjame...
—ya entiendo... fue un estúpido juego de amigos—interrumpió Anael. — Eso es lo que soy para ti ¿verdad?, un simple juego. Sabes, yo si me enamoré de ti— lloró Anael —para ganar tu estúpida apuesta no era necesario decirme que me querías cuando te pedí que me lo dijeras si realmente lo sentías, no tendrías que haber mentido. Ya obtuviste varias veces lo que querías, ahora sal de mi casa.
—Anael, cielo... no llores por favor, se me parte el corazón verte así, y más si es por mi culpa— se acercó a ella intentando abrazarla. Anael se retiró con brusquedad.
—volví a caer como una estúpida.
Lucas se vio dolido al escucharla decir eso.
—quiero estar sola, Lucas— dijo Anael con un hilo de voz.
—Anael...— dijo Lucas con la voz quebrada.
—por favor déjame sola.
Lucas salió de la casa totalmente arrepentido, se sentía el peor por causarle sufrimiento a Anael. Después de unas horas la llamó varia veces, pero Anael no cogió el móvil.
Pasaron días en los que Anael y Lucas no se vieron, aunque Lucas llamaba a Anael esta no cogía el móvil. Lucas se sentía desesperado, lo que había hecho no estuvo bien, necesitaba disculparse y aclarar todo, por eso decidió esperarla al salir de la escuela. Al verla salir, Lucas se acercó a ella. Anael frunció el ceño al verlo. Lucas saludó:
—hola, Anael.
—hola, Lucas— dicho esto se dio la vuelta, Lucas buscando hablar con ella la sostuvo del brazo y dijo:
—espera, Anael, ¿puedo hablar contigo un momento?
—te escucho.
— ¿Podríamos ir a otro lugar?— Anael lo pensó por un momento, pero al final asintió.
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dime que me quieres
RomanceNo todo se ha perdido, mientras la confianza viva en todo su esplendor, eternamente será el corazón quien conducirá el camino de dos personas que se aman. Pero ¿Qué sucede cuando te enteras que ya no hay más confianza? Dime que me quieres, cuenta un...