《Demonio》+18

3- ¿Demonio?

Ryan me observo unos segundos como si estuviera debatiendo consigo mismo sobre si decirme o no.

- Te lo diré, sé que cuando termine de explicarte me echaras de tu casa - sonrió de lado fijando su vista en una parte del suelo.

- No, te aseguro que comprenderé además ¿no puede ser tan malo...o sí? – estaba muy temerosa sentía mi corazón latir demasiado fuerte pero aun así quería disimularlo.

- Yo soy un Demonio – dijo con dificultad y se voltio para mirarme, quería saber la expresión de mi rostro. Yo no lo creía, lo primero que hice fue reír fuertemente, ¿Qué clase de broma era esta? De seguro también había cámaras ocultas. Me puse de pie sin dejar de sonreír y revisé por todos lados a ver si había personas grabando esto. ¡Qué locura!

- ¿Qué estás haciendo? – pregunto confundido.

- Esto es una broma, lo sabía, estoy buscando las cámaras – sonreí.

- Esto no es una maldita broma, sabía que una niña caprichosa y hueca como tú no entendería – se levantó molesto y parecía dispuesto a irse.

- No te vayas – lo detuve avergonzada – lamento no haberte creído, pero por favor, es difícil creer algo así, todas las personas piensan que eso de Ángeles y Demonios solo son un mito – dije con la cabeza baja.

- Lo sé – dijo, su voz se oía como decepción.

Nos quedamos así un rato, en un silencio algo raro, yo no sabía qué hacer.

- Y ¿Podrías tomarte una selfie conmigo? – lo miré y sonreí.

- ¿Para qué mierda quieres una selfie? – estaba algo impaciente, este tipo es de enojarse rápido.

- Pues para publicar en mis redes sociales No todos los días conoces a un Demonio ¿cierto? – reí levemente.

- ¿Estás hablando enserio? – al parecer a él no le agrado la idea – ¿y que publicaras? Aquí casual con un Demonio #Demonios #SeresIncreibles – trato de imitar mi voz.

Fruncí mi ceño, este tipo me está tomando el pelo.

- Olvídalo – dije suspirando molesta.

- Préstame tu celular.

- ¿Para qué? – lo mire desconfiadamente.

- Para revisar tus mensajes – dijo con voz sarcástica – obviamente para llamar a un amigo a que me venga a recoger – estaba muy serio.

- Mmm solo un rato ¿okey? – tomé mi iPhone de la mesa de madera que estaba delante de nosotros y se lo entregué.

- ¿Sabes usarlo? – pregunté pues como me había dicho que es un ser de otro mundo creí que no tenía ni idea.

- No soy idiota – respondió fulminándome con la mirada.

- Lo siento – dije y no pude evitar reír.

Observe a Ryan marcar y colocarse el teléfono en la oreja, se veía algo preocupado.

- ¿Hola? Si, ¿Qué sucedió qué? Esto no puede estar pasando Maldición, por favor ven en la calle forent la mansión color blanca con un gran jardín, si te espero, no tardes.

Colgó y su rostro mostraba preocupación.

- ¿Está todo bien? – le pregunte mirándolo.

- No – susurro y cerró los ojos emitiendo un suspiro.

Ryan se sentó de nuevo en el sofá y aproveche el tiempo para preguntarle cosas que moría por saber.

- ¿Tus alas siempre las tienes o desaparecen?

- Las puedo desaparecer y aparecer cuando yo quiera – sonrió y de un momento a otro sus hermosas alas se habían esfumado, yo solo abrí mis ojos de asombro y trate de ocultar mi pánico aun no me acostumbro a esto.

- ¿Desde cuándo vives en este mundo?

- Hace un año – rodo los ojos.

- ¿Qué te parece la vida aquí?

- Es igual como en el infierno, las personas solo buscan su propia felicidad y beneficio ignorando a los demás – sonrió malvadamente.

- ¿Todos los Demonios son guapos como tú?... – MIERDAAA, me cubrí la boca totalmente avergonzada.

- No todos – me miro y se burló.

- ¿Y los Ángeles? – Ryan frunció el ceño y de un momento a otro se puso totalmente serio.

- No menciones a eso seres delante de mí – creo que eso de que los Ángeles y Demonios no se llevan es verdad. Asentí con mi cabeza.

- ¿Con quién vives? ¿Estudias? ¿Trabajas? – realmente quería saber más acerca de él.

- ¿Nunca paras de hablar? Eres hermosa y todo, pero no te soporto – solo lo mire con cara de AHH Ósea JAMAS en la vida me habían dicho algo así "No te soporto" lo miré mal y recordé que también me había dicho se estoy hermosa... waaa cerré mis ojos tranquilizándome.

Después de un rato escuchamos el sonido de un auto