Castigos.

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Nick.

Me fui hacia la zona de remolques donde se encontraba Sarah, ella me metió a su casa rodante, como constantemente viaja, prefirió comprar una casa rodante que un departamento. Ella es una mujer liberal, mucho más que Elinor, porque Elinor a pesar de haber tenido una vida mucho peor que la de Sarah, sigue siendo muy ingenua y piensa que puede salvar a la humanidad con su dulzura y calidez, en cambio Sarah es mucho más realista y siempre va al grano.
Me encanta tener sexo con ella, cuando estamos en éstas circunstancias, me olvido completamente de Manuela, estoy consiente de que ella no merece esto, pero Sarah es irresistible y me hace explorar más cosas que quizás con Manuela jamás vería.

Sarah.

Me había puesto mi pantalón de cuero negro y mi corsé rojo que me quedaba como ombliguera. Noté a mi ratoncito boquiabierto por mi apariencia de esta noche, estaba dispuesta a hacerlo olvidarse definitivamente de Manuela y viajar juntos por el mundo, tal y como lo prometió aquella noche.

Nick.

Carajo, ¿Por qué tenía que ser tan sexy? Le prometí a Lexy no tener sexo con Sarah, pero es inevitable desearla y más cuando se pone esas prendas.

—Que sexy te ves hoy, pantera.
—Sabes que yo solo me arreglo así para ti...

Se me acercó de forma provocadora y me besó de una forma intensa, pero la detuve en seguida.

—No me lo tomes mal, Sarah. Pero hoy no estoy de humor para tener sexo como siempre.
—¿Entonces de qué tienes humor, Nick?

Comenzó a darme un masaje y besaba mi cuello lentamente.

—Oh Sarah, detente. Sabes que esto no está bien...
—Entonces castigame por portarme mal, ratoncito.

Se puso en posición para que la castigara con nalgadas. Maldita sea, esa mujer de donde la vea me hace caer en tentación. Me acerqué y con un pequeño látigo que tenía le di las nalgadas que me pedía, cada vez que le daba una, ella gemía más fuerte.

Sarah.

—Castigame, Nick, castigame.

Era lo que gemía con cada nalgada que me daba, hasta que se detuvo y fue a la cocina a tomar agua.

—Suficiente, ahora tengo que irme. Portate bien, Sarah.
—¿Y ahora qué te pasa? Siempre tienes ganas de tener sexo conmigo.
—No me gusta romper promesas, le dije a Alex que no tendríamos sexo esta noche.
—Ahora resulta... ¿Y qué hay de la fidelidad que le juraste a Manuela cuando te casaste con ella, EH?
—Eso a ti no te importa, Sarah.
—Dejare de cuestionarte hasta que me dejes tranquilizarte.
—¿Si te hago un oral me dejas ir?
—Que sea un 69.
—No, solo te haré un oral, Sarah. Tómalo o déjalo.
—Bueno, pero en nuestra próxima cita si será 69.
—Como digas mi pantera.

Nick.

El único defecto que le encuentro a Sarah, es que es muy terca y le encanta ser la dominante en la cama.
Nos fuimos a su cama, bajé su pantalón entallado rápidamente y mordi su tanga deslizandola hacia abajo, afloje su corsé y lamía cada pezón suavemente, mientras mis dedos estaban dentro de Sarah.
Se sentía caliente y estaba más lubricada de lo normal, se nota que me extrañaba mucho, me bajé hacia su clítoris y lo mordía como un pequeño caramelo.

Sarah.

—Oh Nick, no te detengas.

Nick es el mejor amante que he tenido y a quien mejor he manipulado, mis movimientos eran circulares y cada vez mucho más rápidos.
Llegué a 3 orgasmos, hasta que Nick retiró su lengua y dio golpecitos a mi clítoris, dejándome con ganas de más.

—Ya cumplí con mi parte, Sarah. Ten una bonita noche, amor.
—¿Mañana podré verte?
—Quizas, yo te aviso.

Nick sonrió de forma falsa y se salió del remolque. Yo sé que me está mintiendo y jamás me llamará, por eso es que siempre tengo que buscarlo yo.

Nick.

Que mujer, logra convencerme de hacer travesuras con ella y despierta mi lado salvaje. Es única en su especie, me vuelve loco a más no poder.
¡Maldita sea! ¿Qué acabo de hacer? Rompí la promesa de Alex y otra vez engañé a Manuela, si se entera Manuela de esto, le contará a Vitto cuando crezca como su padre fue seducido por una puta una y otra vez.
Relajate Nick, nadie se va a enterar de esto y tu vida seguirá normal.

Me fui al hotel y me di cuenta que dejé las llaves de la habitación en el remolque de Sarah.

Sarah.

Nick dejó las llaves, voy a alcanzarlo y de paso a pedirle algo a cambio como recompensa.
Vi a Nick en la puerta de su habitación maldiciendo su descuido.

—Hey Nicky, olvidaste esto en el remolque.
—Gracias, eres muy ama...
—Shh... A ver, encuentra las llaves.

Me metí las llaves al corsé apretado en medio de mi busto.

—Sarah, por favor, aquí comportate como alguien normal. Darme las llaves, quiero dormir.
—No lo haré.

Ron.

No podía dormir, así que quise ir al restaurante del hotel a pedir algo de tomar y ahí mismo escribir alguna canción.
Salí de la habitación y vi a Nick con una chica muy atractiva pero muy destapada para el frío que hacía.

—Nick, ¿Qué haces despierto a esta hora?
—Nada, solo tomé una caminata y se me cayeron las llaves, esta chica me vino siguiendo para darme las llaves.
—Hola Ron, mi nombre es Sarah Melua, es un placer conocerlo.

La chica se me acercó mostrando su escote y mirándome de forma pícara.

—Me alegra conocerla señorita, pero hace mucho frío, deje darle mi suéter, no le vaya a dar un resfriado. Me voy retirando, chicos. Voy a tomar un café.

No creí que Nick necesitara de prostitutas para... Espera, esa no era una prostituta, su cara me es muy familiar. Ya lo recuerdo, fue compañera de clases de Elinor, creó que se llamaba Sarah o Summer, algo con S, en fin, se me hace raro verla por aquí.

Nick.

—Ron sí es un caballero, no un idiota como tu.

Sarah me aventó las llaves y se fue enojada del lugar.
Por poco y me cachaba Ron, no quiero que el también me esté dando clases de moral como Alex.

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