De: Anónimo.
Para: C.Querido C, hoy luego de algunos días con la mente revuelta y las emociones expuestas me he decidido por escribir estas palabras, que mal que bien son un desahogo para comprender me a mi, y así tu puedes hacerlo también.
Hace días hice un comentario respecto a mis sentimientos, y desde entonces no paro de darle vueltas al asunto en mi cabeza, preguntándome realmente que pasa con ellos. Desde que te conocí supe que serías, de alguna manera, un problema en mi vida que para entonces no entendía, y ahora que me encuentro meditando las cosas con calma, comprendo por qué lo intuía.
Si bien es cierto que pasó mucho tiempo antes de poder entablar una conversación contigo, también lo es el hecho de que me gustaba verte, me gustaba pensar en ti como alguien que ya conocía, alguien que había hablado conmigo sobre las mil incógnitas que tengo sobre la vida y que no juzgaba mis opiniones. Hasta que realmente pasó, hasta que comencé a tener el valor de hablarte o mejor dicho, escribirte, y entonces comenzaron esas conversaciones sobre cosas cutres, vagas y poco atractivas pero que me hacían sentir mayor interés, por conocerte y entender te, por conversar y saber tus opiniones, por escucharte y reconocer tus emociones. Conversaciones que desencadenaron un mar de emociones en mi con el pasar de los días que exigían atención, que comenzó a consumir me de una manera inexplicable,
Y entonces, es cuando llego al punto clave de toda esta maraña de ideas que seguramente te dejen con mas dudas que respuestas; Las emociones nunca han sido un tema fácil para mi, porque nunca he sabido expresarme. Siempre me cerré y negué mis sentimientos por la simple idea de que temo a que me hagan daño. Toda mi vida y aún ahora, que creo tener control sobre mi, he sentido la necesidad de cerrar me a los demás y creado una fachada de dureza que a veces es difícil de llevar. Pero ahora es más difícil, al verte sonreír y entender que por primera vez deseo ser la razón de que alguien sonría. ¿Cursi, cierto? Pero es la mera verdad.
Hasta ahora puedo darme cuenta que estoy cargada de emociones y sentimientos, que he reprimido durante años y que ahora, con tu presencia, han salido a flote sin darme oportunidad de entender lo que sucede. He perdido la racionalidad en cuanto a ti respecta y es tan raro sentir que no llevo el control, que mis emociones son las que dirigen, que ya no sé como comportarme o qué esperar. Estoy en el limbo justo ahora, y lo que más necesito es que me digas que lo entiendes, que no parece como si he perdido la razón o que simplemente mi estupidez es demasiado grande como para creer que esto esta bien.
Y ahora, te preguntarás cuál es la razón por la cual te he dicho todo esto, y es que estoy tan confundida por mi que me es difícil leerte, tanto así que he pasado días pensando en qué demonios significan tus mensajes aún si no tienen ningún significado, porque cuando jamás has gustado de alguien ni alguien gustado de ti, es sumamente difícil entender si te están coqueteando o simplemente es una broma casual que desconozco. La verdad ya no creo tener claro nada. Y lamento si te abrumo con todo esto, pero necesitaba drenar mis pensamientos, salir de dudas de una vez por todas y sólo tú tienes la respuesta a cada una de ellas.
Con amor,
Anónimo.

ESTÁS LEYENDO
Anonymous
AcakLas cartas son anónimas y escritas de tal forma que cualquiera pueda sentirse identificado/a, así que por favor, si tomarás alguna carta para tu desahogo, recuerda siempre dar crédito a la autora.