Este capítulo va dedicado a @natars13 ¡Espero que te guste!
Si quieren que les dedique el próximo capítulo, solo avisen en los comentarios. <3
Desperté y lo primero que vi fue un blanco techo. Giré mi cabeza para seguir mirando y me encontré con carteles de "cómo prevenir enfermedades sexuales" y otros, de vacunas. Un par de agujas, alcohol y gasas era lo que podía ver al lado mío. Estaba en la enfermería. Acostada en la camilla, traté de levantar mi torso pero me dolía un poco la espalda. La cabeza y el ojo era lo que más molestia me causaba. De pronto recordé todo lo que había pasado: Lindsay, la bandeja, la naranja y sus últimas palabras. ¿Por qué Sean no hizo nada para ayudarme? Podría haber muerto.
— Oh, veo que ha despertado señorita Lambert. — Dijo una amable chica, que nunca había visto en mi vida.
— Sí, ¿qué es lo que tengo?
— No es nada grave, sólo fue un golpe y un par de cortaduras. Tuvo una inflamación en los párpados y ahora, sólo un moratón. Si el muchachito rubio no las hubiese separado, podría haber sido algo peor.— Dijo, sonriendo.
— ¿Qué muchachito rubio? — Pregunté asombrada. ¿Sean había intervenido?
— Me dijeron que es su novio. Usted es una chica con suerte. No todos hacen lo que él hizo.
— ¿Y qué fue lo que hizo?
— Pues, defenderla de esa niña que estaba pegándole y después, quedarse toda la noche viendo si necesitaba algo. Además, quiso ayudar limpiándole las heridas y poniéndole una bolsa de hielo en la zona inflamada.
Comencé a sonreír. Realmente era una chica con suerte.
La enfermera me dio el permiso para poder irme y así poder estar con mis amigas o Sean. Era Domingo y los días de estudio se habían terminado. Las vacaciones de verano comenzarían en tan sólo un día.
Caminé para ir afuera, cerca de la entrada del instituto, donde estaban los árboles y un gran césped; necesitaba tirarme en el pasto a pensar un poco. En el camino me encontré con Lindsay. Traté de que no me viera, pero fue inevitable. Estaba con una bolsa negra y grande, de residuos.
— Así que la bella durmiente despertó.— Dijo ella, con una sonrisa maliciosa.
— Veo que te pusieron un lindo castigo.— Le respondí con el mismo gesto.
— Voy a matarte, Lina. Dime, ¿te irás por tu propia cuenta o tendré que hacerlo yo misma?
— Quiero ver cómo intentas deshacerte de mí. Sé que no podrás.
Y sin decir más, me fui a platicar con los árboles. Sí, era algo que hacía muy pocas veces. Cuando no había gente, hablaba con ellos. No importaba de qué, sólo lo hacía para desahogarme.
— Hola Harold. — Le había puesto nombre a ésta planta perenne— Hoy tengo bastante que contarte. Pues, desperté en la enfermería gracias a una pelea que tuve con la Barbie de la que te había hablado. Mi novio me cuidó toda la noche, según una enfermera y todavía no fui a agradecerle, pero pronto lo haré. Hablando de Sean... tengo que preparar un regalo para él, porque dentro de unos días es su cumpleaños.
Mi cerebro de pronto recordó algo.
— ¡Espera, Harold! Es domingo. Eso quiere decir que... ¡Su cumpleaños es hoy! — Le grité desesperada. —Maldición. ¿Cómo pude haber olvidado su día de nacimiento? Es que soy una estúpida. Tengo que pensar algo rápido. Te contaré todo otro día. ¡Nos vemos!
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Internado para rebeldes
Teen FictionLina Lambert, la chica rebelde y consentida, llega a un internado en Londres tras haberle jugado una broma pesada a su madrastra. Su padre estará convencido de que aprenderá buenos modales en esta institución, pero lo que no sabe es que allí conocer...