Prólogo

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Le debo dinero a Jack, joder, le debo mucho dinero, el cual no tengo; ha llamado muchas veces amenazando con mandar a alguien para que acabe conmigo. Le he convencido de que me diera un par de días más, pero se me acaba el tiempo y sigo sin tener lo que necesito.

Jack es traficante, pero no, yo no compro, consumo o trafico sus drogas, lo que le debo es por unas apuestas que perdí. Él es uno de esos tipos que te tienden la mano cuando los necesitas, pero debes pagar por su ayuda, y eso es lo que me está exigiendo.

Un mensaje entra, no me sorprende que sea del susodicho, ya que dijo que iba a darme tiempo pero no cuanto.

Jack: ¿tienes el dinero? pasaré por él mañana a primera hora, te lo advierto, no quieres quedar como mi enemigo...

Bufo, es estúpido imaginar que lo que necesito caerá directo en mi mano, si lo quiero, debo salir a conseguirlo, y la única manera de hacerlo ahora y rápido es robarlo.

Ya varias veces he pasado por un vecindario que tiene buena pinta, no es como si yo viva en uno de mala muerte, pero en el que me dirijo seguro lograre encontrar lo que pretendo y hasta más.

Rápidamente cambio mi ropa por unos jeans, una camiseta y una campera, todos del mismo color: negro. La noche es oscura y tormentosa, aún no llueve, pero debo apresurarme, mi vestimenta me ayudará a pasar desapercibido, a esta hora deben de estar todos durmiendo, eso quiere decir que no hay muchas personas en la calle y también que estarán con la guardia baja.

Salgo caminando hacia mi destino, todas las casas se encuentran bien cuidadas, no se a cual entrar hasta que veo que en una de las viviendas la llave está colocada en la cerradura, de tal manera que puedo entrar como si fuera el dueño. Me encojo de hombros y voy por el lado fácil.

Cubro mi cabeza con el gorro negro que también traje, cuando estoy por entrar un perro comienza a ladrarme, está tras las rejas de su hogar, no me preocupo y sigo con lo mío. No enciendo las luces, sólo utilizo la linterna de mi celular, es una casa como cualquiera, de dos plantas, supongo que los dormitorios deben de estar arriba. Me concentro en mi objetivo, ¿dónde demonios esconden el dinero en este lugar?
Dirigiéndome a la sala de estar logro ver, por casualidad, una cavidad en la pared, tapada, casi por completo, con un mueble, lo muevo y me encuentro con la caja fuerte, es de esas que tienen un candado que se abre con una clave, o en mi caso, con unas buenas pinzas que traigo en mi bolso, cuando logro abrirla me encuentro con papeles, algunas joyas y dinero, más del que necesito, una tentación, sólo meto en mi mochila lo necesario para saldar mi deuda con Jack y un poco para mi; sonará extraño debido a las circunstancias, pero no quiero dejarlos sin nada.

Dejo todo en su lugar y me voy dejando la puerta con la llave colgando, igual a como la encontré. Dudo que alguien sospeche que hubo un robo hasta que se note la falta de una cantidad de dinero en esa casa.

Cuando estoy por irme algo llama mi atención, sin contar el hecho de que ya hay truenos en el cielo y que el jodido perro no deja de ladrar, hay una luz encendida en uno de los patios, es de la casa de al lado de la del maldito animal. Me oculto tras un arbusto y observó como se abre la puerta dejando ver a una muchacha en pijama con un semblante de preocupación, su cabeza se mueve buscando algo extraño, hasta que su mirada se posa en mi, al instante entro en pánico, aprovecho su momento de distracción tallandose los ojos para encojerme hasta quedar totalmente cubierto por las ramas y hojas de esta planta, escucho como silencia a la mascota y agradezco en silencio su acto, oigo la puerta cerrarse y la luz se apaga.

Cuando Jack pasó a recoger lo que le debía no lo hizo sólo, unos hombres lo acompañaban y otros contabilizaban el dinero; cuando se retiraron solté un suspiro, me he librado de ellos.

Fuera de eso, no puedo dejar de pensar en aquella muchacha, parecía menor que yo, no por mucho, dos años tal vez, debe seguir estudiando, es más, tal vez yo sea la causa de que hoy pueda haber llegado tarde al colegio y estado distraída en clase, incluso puedo ser tema de conversación con su amiga.

Bah, dejó de lado ese pensamiento y sigo con mi día, ya sin nadie apresurandome, amenazandome y muchos etcéteras.

Hidden ObserverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora