En la boca...

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Capítulo diecinueve

Gia 

León le había llamado a su mamá un vez que había estacionado frente a su casa, necesitábamos un par de sombrillas o al menos una para que Ethan no se mojara. Elena salió con una sombrilla abierta en la mano, tenía una sonrisa cuando se acercó a la ventana del auto por el lado del copiloto, tocó la ventana y cuando la abrí dijo:

—Es una sorpresa, hijo. Hola Gia —su cabeza estaba prácticamente dentro del auto.

—Mamá, ¿puedes llevarte a Ethan dentro de la casa? —ella asintió inmediatamente y yo lo coloqué una manta encima del portabebés para darle más protección sobre todo del viento helado.

Elena abrió la puerta y tomó el portabebés de Ethan con una mano y con la otra sostenía la sombrilla, dejándonos a León y a mí solos ella avanzó hacia la casa, un par de minutos después León rió y volteó a verme.

—Ella no va a salir por nosotros —dijo—. Tendremos que salir así.

—Está bien —asentí.

Mis manos ya estaban casi congeladas por el frio y la lluvia me estaba poniendo los pelos de punta, mojarme un poco valdría la pena si dentro me esperaba un clima cálido.

—Saldré primero, intentaré cubrirnos con mi chamarra —de nuevo asentí y esperé a que él saliera del auto antes de salir yo.

Cuando ambos estuvimos fuera del auto y se aseguró de que ambas puertas tuvieran llave se quitó la chamarra y la puso sobre nuestras cabezas, nuestros movimientos fueron algo torpes mientras caminábamos ya que intentaba sujetar la chamarra con una y con la otra intentaba mantenerme junto a él.

Llegamos a la puerta y León giró dos veces la perilla antes de comprobar que estaba cerrada con llave, gruñó y golpeó la puerta con el puño.

—¡Esto no es gracioso! —gritó a la puerta.

Alcancé a escuchar el televisor encendido y personas dentro riendo y hablando fuerte, me tranquilicé al no escuchar el llanto de Ethan, eso significaba que ya no tenía miedo y que no alcanzaba a escuchar los truenos que aun se escuchaban a lo lejos.

—¡Abran! —gritó León molesto.

—¿No podemos entrar por otro lugar? —pregunté con los dientes castañeando.

—Por la puerta trasera pero tenemos que saltar la puerta del jardín y probablemente Scappy no te deje entrar —suspiró—. No le gustan los extraños.

—Hay que intentar por ahí, creo que están demasiado entretenidos ahí dentro como para escucharnos —León me vio y frunciendo el ceño quitó la chamarra de nuestras cabezas, de igual manera ya estaba completamente mojada, la dejó sobre una maseta que adornaba la entrada y me llevó de la mano hasta la puerta lateral derecha que conducía al patio trasero.

León fue el primero en saltar y me dijo que no la podría abrir ya que estaba cerrada con tablas clavadas para que “Scappy” no se saliera, tuve que saltar la puerta que no fue un gran obstáculo ya que no era muy alta, León me atrapó del otro lado.

Para ese entonces mi cabello y ropas ya estaban completamente mojados al igual que las de León.

Escuché un ladrido.

—Calla Scappy, es una amiga —le dijo a un perro que sabrá que raza era pero era gigante, no me dio miedo pero aun así era enorme.

León me puso tras él mientras intentaba controlar a su perrito, pero el animal no entendió nada y lo rodeó para abalanzarse sobre mí, caí al suelo sobre mi espalda y pronto sentí su húmeda lengua en mi cara, no estaba muy acostumbrada a las mascotas pero supuse que lo había agradado a Scappy.

Kiss me, baby (KMB Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora