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Myungsoo abandonó mi cama para meterse a la ducha, el sonido de su teléfono nos había despertado más temprano de lo previsto. Le habían llamado con urgencia convocándolo a una reunión con ejecutivos y es que pronto sería el lanzamiento de la nueva campaña publicitaria de Metcenapolis. Si, aquel jugoso contrato que me había ofrecido Myungsoo en un principio, ahora lo mantendría por las próximas semanas más ocupado que nunca, sobre todo por que aún no encontraba el modelo que sería la imagen del centro comercial.

-¿Realmente te tienes que ir? - pregunté decepcionado aún sabiendo la respuesta cuando salió del cuarto de baño. No quería que se fuera tan pronto.

-Lo siento ángel, pero necesito apresurar la búsqueda del nuevo rostro de la compañía.

Hice un puchero apoyando mi cabeza sobre mis rodillas, sentado en la cama, viéndolo vestirse. Después de cancelar nuestra cita y sumergirme en estado depresivo me había sorprendido apareciéndose en la puerta de mi casa a altas horas de la noche olvidando su cansancio para estar conmigo. En tan poco tiempo me había vuelto el típico novio tonto enamorado que contaba las horas para estar con él, así que la perspectiva de que los siguientes días estuviera más ocupado de lo normal me deprimía y más cuando por fin no tenía agenda programada las próximas semanas. Sin duda el mundo conspiraba en mi contra. Era increíble como tan rápido me había acostumbrado a sus detalles, sus bromas, su voz, su mirada, sus besos, su cuerpo... lo quería demasiado, aunque todavía no reunía el valor para expresarlo con palabras.

Una vez vestido, Myungsoo se acercó a mi tomando mi mejilla para tirar de ella.

-No pongas esa cara, te ves feo - me dió un beso tierno en la frente -. ¿Que te parece si almorzamos juntos?

-¿De verdad?

-Si no te importa que sea en mi oficina, después de todo tengo que recompensarte él haber cancelado nuestra cita de ayer aunque creo que no estuvo nada mal como terminó nuestra noche - sonrió con lascivia abalanzándose sobre mi.

-Si vuelves a cancelarme no seré tan bueno contigo la próxima vez - murmuré mordiendo su oreja mientras él se hacía con mi cuello retirando la sábana que cubría mi todavía desnudo cuerpo -. ¿No tienes que ir a trabajar?

-Podemos hacerlo rápido - replicó amasando mi trasero, sentí su mano tomar mi hombría comenzando a excitarme. Si algo ocupaba el lugar número uno en mi lista mental de "Cosas que me gustaban de Myungsoo", sin duda, era lo buen amante que era y el creciente deseo que parecía nunca terminar entre los dos.

Nuestros besos poco a poco comenzaban a volverse húmedos y desesperados cuando escuchamos ruido proveniente de la cocina. Sungyeol se encontraba en la casa, lo había olvidado.

-Lo mejor será que dejemos esto para el almuerzo - jadeé contra sus labios -. No quiero que llegues tarde por mi culpa... y causarle un trauma a Yeol.

Myungsoo rió pero no objetó nada, me incorporé cubriéndome con la sábana mientras él se acomodaba la ropa algo cortado.

-Espero que llegues a las 3:00 a mi oficina cubierto de chocolate para compensar mi desayuno.

Le arrojé una almohada a la cara viéndolo salir de mi habitación entre carcajadas.

Mi risa no tardó en apagarse sintiéndome repentinamente sólo. Si tan sólo hubiera aceptado ese contrato los dos nos hubiéramos ido juntos, todos los días comeríamos juntos y pasaríamos más tiempo en pareja siendo yo su modelo personal... si tan sólo hubiera aceptado...

Con ese pensamiento en mente, después de darme una ducha rápida me dirigí a la cocina con tan sólo la bata puesta pasando del café matutino. Sungyeol comía en la barra viendo la televisión cuando me interpuse entre la pantalla y él.

-Yeollie... ¿Tendrás todavía alguna copia del contrato de Metcenapolis?

-¿El que te ofreció Myungsoo? Me parece que si... ¿Por qué? - preguntó con cautela.

Mis ojos brillaron -. ¿Podrías pasármelo?

En cuanto Sungyeol me proporcionó la copia, pasé el resto de la mañana en mi ordenador analizando las cláusulas y revisando mis horarios. No tenía nada programado las siguientes dos semanas a excepción de un par de reuniones; Me encontraba en un punto en donde tenía que valorar nuevas ofertas, o más bien Yeollie quien me miraba con desconcierto haciendo lo que nunca hacía: lidiar con el papeleo y los contratos.

Todo parecía indicar que no habría ningún problema si aceptaba ser modelo de Metcenapolis. Era curioso como Myungsoo no me lo había vuelto a proponer a pesar de lo mucho que necesitaba a alguien, pero pensándolo detenidamente, tal vez no quería que pensara que estaba conmigo sólo para aceptar ser el modelo de su compañía. Sonreí al imaginar la sorpresa que sería para él.

-Sungjong ¿Piensas aceptar el contrato de Metcenapolis? - preguntó Yeol al verme levantarme de mi escritorio con la carpeta en mano - ¿Myungsoo te lo volvió a proponer?

-No pero... ¿No decías tu que era la oportunidad de mi vida?

-Si bueno...

-No tengo nada que impida que acepte además Myungsoo no ha conseguido a nadie y ahora que estamos saliendo ¿No crees que sería estupendo?

Mi amigo no respondió. Aunque no se quejaba sabía lo mucho que le desconcertaba mi nueva faceta de novio y lo mucho que le jodía tener que ser cómplice de mis locuras y citas, cubriéndonos a mi pareja y a mi de los medios. Éramos amigos desde muy niños pero sin lugar a dudas, nunca me había visto así y para ser sincero, hasta yo me desconocía. Pero me daba igual, por primera vez en mucho tiempo sentía que le importaba y me importaba alguien de verdad.

Después de arreglarme, le pedí a Yeol que me llevara al centro comercial con el contrato en mano. Definitivamente aquello le sorprendería mucho más que ir cubierto de chocolate.

Me despedí de mi manager dirigiéndome directamente a las oficinas del complejo, alegre y a la vez impaciente por ver a mi fotógrafo favorito.

-¿Podría anunciarle al señor Kim que Lee Sungjong se encuentra aquí? - le pedí a la secretaria al llegar a la estancia donde se encontraba la oficina de Myungsoo.

-¡Oh! que sorpresa me vine a encontrar aquí... - Me tensé. Una voz conocida y a la vez indeseable llegó a mis oídos -... pero si es "el zoquete de la moda".

Volteé para encontrarme efectivamente cara a cara con mi peor enemigo, aquel que pensé que se pudriría en París antes de volverlo a ver.

-Kim Minseok... -escupí su nombre con evidente desagrado - ¿Tan rápido se cansaron de ti en París o chupar penes ya no te funcionó?

Una sonrisa burlona apareció en sus labios. -No ha cambiado nada ese lenguaje tan vulgar tuyo. ¿A que se debe el tenerte por aquí? ¿Vienes a arrastrarte por un contrato?

Ambos nos miramos con odio palpable. El aire a nuestro alrededor fácilmente podría cortarse con un cuchillo. Bonita manera de arruinar mi día.

-Sungjong no esperaba que llegaras antes... - la voz de Myungsoo saliendo de su oficina se hizo escuchar, logrando que volteáramos los dos. Pero tal fue mi desconcierto al notar como los ojos de mi novio se abrían de par en par al ver a la persona frente a mi, con una mezcla de incredulidad y frialdad -. ¿Qué... que haces tu aquí?

Una ola de confusión me invadió al escucharle preguntar la misma pregunta que yo me estaba formulando, pero más sentí palidecer con las palabras de aquel despreciable tipo, imaginando lo peor.

-Ha pasado tiempo "mi amor".

MAGAZINE (MyungJong)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora