Crónica de una esquina lluviosa

448 55 14
                                    

Las nubes gritan y ahí es cuando lo veo. Es un nene y tiene un papel atrapado. Me concentro en sus manos, en lo delicadas que se ven a pesar de estar llenas de callos. Comienza a juguetear con los bordes del papel mientras yo le temo a la cuenta regresiva del semáforo; le ruego paciencia, porque el niño sin zapatos y un invento papelástico en proceso tiene toda mi atención y no quiero perderlo sin saber qué hizo, sin poder darle el reconocimiento que se merece. Pasan los segundos y casi se me cae el corazón cuando veo un avioncito de papel. El constructor mueve sus labios al ritmo de 'turbulencia, señores pasajeros', y temo por los tripulantes ficticios a los que no los acompaña el tiempo. Estira sus brazos, uno adelante y el otro por detrás, y de repente el avión no está más ahí sino que allá. Planea, planea. Veo sus ojos ocultos por la lluvia añorando estirar los brazos un poco más yacompañar a su creación. El avioncito intenta atravesar el ambiente grisáceo mientras su madre lo toma de la mano y la mía arranca.

MetempsicosisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora