Metempsicosis

ya no puedo pensar títulos [y tampoco sé qué es esto]

 Explicame qué son estas ramas que salen de mis pechos, las que se parten y me marcan la cara con líneas desparejamente perfectas, trazando los puntos entre una ruptura y otra como cataclismos flotando en la inmensidad. La inmensidad de nuestro espacio, la inmensidad de nuestros corazones, la inmensidad de todo aquello que nos une y nos desata y nos destapa. Caminamos juntos por la cornisa de nuestros sueños, brincamos entre nube y nube buscándole una explicación a esta vida que se nos va. Que se nos va, susurra un pájaro recién nacido, aquel que ni siquiera sabe cómo mover sus alas para planear. Cuento las gotas que colisionan contra mi cara cada vez que llueve y sigo sin llegar a la cantidad de veces que lloré un te quiero. Me pregunto si es siempre así, si nunca vamos a poder tener la cantidad de cosas que queremos o cumplir la cantidad de expectativas que tengamos, sea la edad que sea que vayamos a tener en el momento en el que ocurra. Y qué sé yo. Los peces que tenía cuando era chica se murieron de amor excedido, y andá a saber si a mí no me pasará lo mismo, si esta locura de la adolescencia algún día se me va a pasar o si siempre voy a andarme balanceando entre todas estas alternativas. Alternativas, alternativas, alternativas. Muy pocas cosas están decididas. Sólo sé que un pájaro no quiero ser, si bien crecí escuchando al flaco decir que entre tanta gente de pie mejor aprender a volar... ¿pero es que no entendés que me dan miedo las alturas? ¿Que estar tan lejos de todo me da pánico? ¿Que no tener la seguridad de un piso al que aferrarme, al que caerme desde más cerca, me altera y me desquicia y me da ganas de gritar? Me duele el alma pararme sobre un banquito, si bien estoy relativamente cerca del piso todavía (incluso igual de lejos que mucha gente parada sobre él) pero crecí en un mundo donde sé que en cualquier momento el banquito no está más y quedan veinte centímetros entre el suelo y yo.