Capítulo 3

565 53 6
                                    

- Quién hay ahí?- el chico miró fijamente al sitio donde yo me encuentraba esperando que pasara algo.

Qué debería hacer? Ahora que sabe que estoy aquí no tiene mucho sentido que siga escondiéndome de él. Suspiré y me atreví a salir de mi escondite lentamente.

- Lo siento, no quería molestarte pero me ha sorprendido encontrarme con alguien por aquí. No deberías estar en casa? Después de todo lo ocurrido, es peligroso estar por aquí.- debería de estar asustado igual que todos los aldeanos y es una reacción normal. Lo que me sorprende es que se esté haciendo un baño en unas aguas termales tan tranquilo. El chico no dijo nada, solo me miró arqueando una ceja.

- Quién eres?- le pregunté al ver su reacción.

- Eso mismo debería de preguntarte yo.

- Mi nombre es Sasuke.

- Yo soy Naruto.

- Que haces aquí?

- Tomarme un baño, y a ti que te trae por aquí?

- Soy sacerdotiso, he venido a investigar quien ha causado el incendio del pueblo.- este chico es muy raro, ahora abre más los ojos y se remueve algo en el agua. Porqué esa reacción? Acaso no sabe lo que ha pasado? Si no sabe nada puede entonces que no sea de la aldea.

- Cuando se incendió?

- Hace dos noches.- hace una expresión de preocupación y lo miré extrañado.- Estás bien?

- Sí, sí, estoy bien, solo me he acordado de una cosa. Me tengo que ir.- se levanta de golpe del agua, aparto la mirada avergonzado pero aún así no lo puedo ver bien por el vapor producido por las aguas, tansolo puedo vislumbrar su perfil así que me atrevo a observar al menos sus movimientos estando a lerta.

Veo su sombra entre la niebla como se seca con la toalla que hace un rato estaba en el suelo, se quita la que tenía en su cabeza y se viste con el kimono. Cuando termina se acerca a mi caminando tranquilamente con las dos toallas llevandolas dobladas en su mano.

Cada vez que está más cerca puedo distinguir sus rasgos con más claridad, es rubio de ojos azules como el agua, piel más bronceada que la mía, un cuerpo bien trabajado y lleva un collar con una piedrecilla azulada colgando en su cuello. Pero a medida que se acerca más puedo distinguir algunas características que no encajan como su pupila, afilada como la de un gato, unas marcas en sus mejillas y... Que es eso?

Cada vez que daba un paso hacia mi la niebla se disipaba. Al principio no entendía que eran esas sombras detras de él, se mecian de un lado a otro pero parecían probenir de él. Cuando pude ver con mas claridad vi aparecer nueve colas que sobresalían de su espalda baja de un color pelirrojo y en su cabeza tenía unas orejas del mismo color que antes no pude ver al estar escondidads debajo de la toalla. Todo en él me recuerda a un zorro.

Me quedé paralizado y de golpe me hice muchas preguntas: quien es? Que es? No es humano, seguro. Podria ser... un demonio? Si fuera así, es él quien ha secuestrado a los aldeanos y incendiado el poblado?

Un escalofrío recorrió mi cuerpo ante esa idea. A cada paso que daba se encontraba mas cerca, debía hacer algo... La daga! Intenté moverme pero de repente el chico se movió rápido sin dejarme tiempo a hacer nada y en un instante se paró delante, a escasos centimetros de mi. Sonrió dejando ver unos colmillos afilados entres sus dientes.

-Sasuke, verdad? Me acordare de ti.- pasó por mi lado susurrando esas palabras. Una vez desapareció de mi vista, me tranquilicé y pude moverme despacio. Me giré pero el chico ya no estaba.

Me desplomé en el suelo, como si mi energía hubiese sido drenada por el susto. El cansacio llegó de golpe y aun estaba tenso por lo que acavaba de pasar. Será mejor que me vaya de este lugar antes de que vuelva. Me levanté con pesadez, me apoyé en un árbol y respiré para intentar reponer fuerzas. Cuando me encuentré mejor empecé a caminar con un paso ligero, el bosque ya estaba oscuro, ni un rayo de sol se asomaba por las montañas. Si no me daba prisa, Sarutobi se preocuparía y vendría a buscarme, eso sería muy peligroso teniendo en cuento lo que acavaba de ocurrir, no quería ponerlo en peligro.

Miradas en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora