Capítulo 10

410 40 4
                                    

Quise decirle que esperara, intentarla convencer que eso no cambiaría nada pero mi voz no salía, mi corazón latía fuertemente y me asustaba el dolor que estaba sintiendo en esos momentos lo cual nunca había experimentado. Me quedé estático y perplejo, no podía reaccionar, en mi cabeza solo se formulaba miles de preguntas; ¿La he perdido? ¿No la volveré a ver?

Esa noche no volví a casa, preferí quedarme al bosque, necesitado por su tranquilidad y su viento que esa noche lo encontraba especialmente frío. No suponía para mi un problema pasar la noche en el bosque, no era la primera vez que lo hacía y esa noche necesitaba quedarme totalmente solo para poder pasar mi dolor en silencio. Me alejé del poblado todo lo que pude y me quedé hasta la mañana siguiente.

Estaba cansado a causa de no haber podido dormir mucho ya que estaba deprimido y desanimado. No tenía ganas de hacer nada, solo pensaba en ella todo el tiempo y no podía sacármela de la cabeza. Quería verla pero sabía que eso ya era imposible, aun no quería dejar las cosas así o, más bien, no podía.

Cogí una de las píldoras ahora innecesarias y me la quedé mirando fijamente. Esa esperanza que tenía para que me aceptara siempre fue el problema. La tiré bien lejos, usando toda mi fuerza para no verla nunca más, para que se perdiera para siempre. Nunca debí tomar la decisión de conocerla. ¿Como pude tan solo tener esa idea?

Pasé todo ese día vagabundeando sin rumbo, intentando pensar en otra cosa. Miré el cielo dándome cuenta que estaba oscureciendo, había pasado todo un día sin que me diera mucha cuenta pero eso tampoco me importaba mucho en esos momentos, solo quería volver a verla. Mi cuerpo se movía solo, en mi mente estaba únicamente ella, dirigí mi rumbo hacia él pueblo, no podía aguantar más.

Al llegar me mantuve en el volcán mirando el pueblo desde un árbol, ya había oscurecido por completo y el pueblo era totalmente negro, no podía ver ni una sola luz, fue por eso que no pude distinguir las destrozadas casa, ni siquiera me fijé en eso.

Pensé que sería imposible verla y tampoco podía pasear por las calles en esta forma y saludarla como si nada hubiera pasado. Suspiré de cansancio, estaba dispuesto a irme con la idea de que ya no podía hacer nada pero una luz se encendió, era de la casa más cercana al volcán, yo sabía que pertenecía al jefe del pueblo ya que hacía tiempo que vivía cerca del poblado.

Esa habitación tenía una de las puertas correderas abiertas y había alguien a dentro, se estaba preparando el cómodo futón para dormir. Estaba lo suficientemente lejos como para no poder verle bien su rostro, después de conocerte supe que eras tú. Pero en ese momento me fijé en tu vestimenta, la típica que usan los sacerdotisos y mi mente se lleno de preguntas. ¿Qué hacías tu en este pueblo? Debía de haber pasado alguna cosa, ¿Sakura habrá...?. Palidecí ante la idea de que Sakura me hubiese delatado y por dentro me enfurecí.

Observé como apagabas la luz y te metías en el colchón, esa noche te observé enfurecido al pensar en la situación a la que había llegado. Me fui de allí y no quise saber más de ella, ya era suficiente con que me hubiese rechazado de esa forma y aún más que me hubiese delatado a la mínima oportunidad que tenía.

Por la tarde del día siguiente me fui a las aguas termales, necesitaba relajarme y pensar en otras cosas pero apareciste de golpe de entre los arbustos. Cuando me contaste lo que había pasado en el pueblo me preocupé por Sakura pero pensé que, aun que fuera a buscarla, tampoco podría hacer nada y sería mejor mantenerme al margen observando de lejos.

- Entonces le mentiste a Sakura cuando os visteis ayer por la noche.- le dije poniendo mi mirada fija en él observando como esbozaba una sonrisa.

-Tienes razón, mentí, puede que en verdad si que me gustase mucho pero todo cambio cuando me rechazó, me daño, me izo sentir destrozado durante los siguientes días después de haber pasado todos esos ratos juntos. Pero todo cambio cuando te vi por primera vez.- me sentía extraño cuando me contemplaba de esa manera- En ese momento pensé que eras un doncel precioso pero ya había perdido la esperanza de que alguien me aceptara, fue por esa razón que no quise hacerte mucho caso, sentía que si volvía a tener el mismo sentimiento se repetiría la historia y quería evitarlo todo lo que pudiese. Aun así tu volviste al día siguiente, tuve que comportarme de esa manera para asustarte y alejarte. Al parecer lo conseguí pero ya era demasiado tarde, cuando me lance encima de ti para evitar que escaparas te observé temblando debajo de mí y ese sentimiento volvió a nacer olvidándome por fin de Sakura pero centrándose en tí.

Bajé la mirada avergonzado y me sorprendí al ver como una de sus colas me empezaba a rodear suavemente acercándome a él. Me deje hacer por sus caricias y de golpe ya eran más colas las que me rodeaban.

- Pero dudo que en tan solo unos días te hayas podido olvidar totalmente de Sakura, este tipo de sentimiento no se puede deshacer así como así.- paso sus manos por mi cintura pegando mi cuerpo al suyo, reposé mis brazos en su pecho, tuve que levantar mi cabeza ligeramente por su altura.

- En eso estás en lo correcto pero descubrí que este sentimiento, aunque es muy parecido para mí, no es el mismo. Cuando te llevé a casa te pedí que volvieras al día siguiente, de esa forma sabría si me tenías miedo. No creí que lo hicieras pero me sorprendiste. Al ver a Orochimaru intentar morderte tuve unas ganas irrefutables de querer matarlo por tocar algo tan precioso para mí. Fue en ese momento cuando supe que me empezabas a gustar y el hecho de que hubieras venido significaba que no huirías, que no me tenías miedo y que podías llegar a aceptarme; todo eso que Sakura no cumplió. Es en ese momento que empiezo a descubrir la diferencia entre estos sentimientos: Sakura me gustaba mucho y la quería, en eso no la mentí, pero, a diferencia de mis sentimientos hacia ella, el amor que siento por ti no es comparable.

Esta sensación es totalmente nueva para mí y solo la puede provocar Naruto. No estoy acostumbrado a esto y me pongo algo nervioso delante de este tipo de situaciones, sobretodo después de saber que puedo perder el control cuando él está delante de mí, cuando está cerca me dan ganas de estarlo aún más, tocar su cuerpo, abrazarlo, besarlo... como ahora.

- ¿Cómo puedes estar tan seguro de que es amor?- me mira extrañado echando un poco la cabeza hacia un lado- Quiero decir, a Sakura la conociste hace tiempo, pasasteis meses juntos pero nosotros nos conocimos hace apenas unos pocos días. ¿Y si lo que tú pienses que es amor sea tan solo simple atracción? ¿Cómo puedes estar tan seguro?

- No es atracción, estoy seguro, este sentimiento es mucho más que eso, es mucho más profundo. Ya lo he dicho, para mí, estos dos sentimientos no tienen diferencia alguna; o casi ninguna. Me ha costado entenderlos y diferenciarlos pero ahora se que la atracción no provoca este dolor en el pecho cada vez que te veo opienso en tí.- Nuestros cuerpos están juntos; pegados. Con movimientos sutiles, se acerca poco a poco a mi cuello- O te toco.- Sus labios no llegan a tocarme hasta susurrar tal acción- O te acaricio.- mi piel se eriza notándolos hacer un pequeño recorrido desde un extremo de mi cuello a otro- O te beso.- Acabando esas palabras, deposita un fino beso suave en mi piel que, gustosa lo recibe.

Su tacto es agradable haciéndome sentir a gusto y relajándome al instante. Cierro mis ojos para sentir mejor su tacto y apoyo mi cabeza en su hombro respirando su aroma, notando de su parte un escalofrío recorrer su piel.

-Así que este dolor en el pecho se llama amor- No lo voy a esconder, yo también siento el mismo dolor del que habla, al igual que él.

- Es extraño, es como si tuviera la sensación de haberte conocido en otra vida.- No deja de depositar pequeños besos por mi cuello hasta llegar a mi mejilla. Bromeando me muerde emitiendo un gruñido imitando comerme, sonrío por su pequeña travesura, acción que le hace separarse un poco de mí para quedarse  contemplándome con sus azulados ojos curiosos.

Cuando más se acercaba a mis labios más miedo tengo que escuche el fuerte latir de mi corazón. Es lento acercándose, muy lento, casi insoportable la espera que me hace hacer para sentir sus labios posar sobre los míos delicadamente. Movimientos suaves y dulces, con nuestros párpados cerrándose poco a poco, sin prisas. Su mano se desliza hacia mi mejilla donde segundos antes me había estado besando, la posa sobre ella y me acerca más a él. Abro un poco más mis labios, un intento en vano para respirar algo de aire, permitiéndole el paso a su lengua la cual entra suplicante por más contacto.

Las respiraciones agitadas empiezan a hacer acto, las suaves caricias y el fino contacto del apasionado beso hace que nos falte el aire pero no estamos dispuestos a separarnos, al contrario, necesitamos más, no es suficiente para los dos. Es entonces que me doy cuenta que he perdido el control totalmente por su tacto, me ha hecho olvidarme momentáneamente de todo lo que me rodea. Ahora empiezo a tener miedo del poder que tiene él sobre mí.

- ¡Naruto!- una tercera voz resuena en el sitio donde nos encontramos, abriendo los ojos y separadonos estrepitosamente al mismo momento. Los dos confundidos por lo que acababa de pasar y por esa voz que para mí sonaba nueva. Naruto se gira hacia el otro lado del puente, lugar donde se encontraba la persona que lo acaba de llamar, acto que yo imito para saber quien nos había interrumpido.

Miradas en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora