Había pasado un mes desde nuestro encuentro, tenía que admitirlo lo empezaba a extrañar...las personas como yo no puede tener sentimientos...los sentimiento nos hacen débil.
Estaba en mi habitación, tranquila hasta que la puerta se abre dejando ver a mi mayordomo.
-Permiso señorita.
-¿Qué necesitas? -No despegó la mirada ni un minutos de los documentos.
-Llegó esto para usted -de su bolsillo sacó un sobre rojo, con un sello atrás.
Lo tomé con las manos después de haberlo examinado, lo abrí.
-¿Qué es señorita?.
-Una invitación para una fiesta de máscaras.-vaya que sorpresa "sarcasmo".
-¿Asistirá?- como odio las personas curiosas.
-Por supuesto, no me lo perdería por nada del mundo. -Menos si es de los Wayne, cada vez que pronunciaba su nombre me daba escalofrío -ya te puedes retirar.
-Si, mi señora -El mayordomo se retira.
- Señorita - recalque.
- Lo siento, Señorita.
- Mucho mejor, ya vete.
- Con su permiso.
Miré al reloj que estaba alfrente mío y no me había dado cuenta que las horas habían pasando volando y aún no sabía que ponerme. Me dirigí a una habitación que se encontraba con candado, ahí se encontraban las cosas de mi madre, los recuerdos que me envuelven en sentimientos de dolor y tristeza, el no poder abrazarla y decirle el último, te quiero.. Es lamentable. Mi padre, era la persona más amable, bueno eso era lo que decían las personas o sus amigos más serranos a el.
Por que todas las personas buenas tiene que morir. Busqué entre toda la ropa de mi madre algún vestido que me quede y obvio que me guste, al fondo se encontraba una caja blanca con un enorme moño rojo con bordes dorados, abrí la caja, ví un hermoso vestido rojo y una carta algo vueja con la letras de mi madre.
De: Mamá Para: ___
Felices ya tienes 19 años mi niña, como haces crecido, este regalo es de parte mía, valla saber que te dé tu padre, ese hombre siempre me esta sorprendiendo con algo nuevo.
Espero que te guste, cuando habrás esta carta, no estaré contigo....pero siempre estaré en tu corazón.
Te quiere Mamá.
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( las mangas negras No van)
Saqué el vestido de la caja, era hermoso- algo provocativo, ¿no crees mamá?.
Me coloqué el vestido, me quedaba perfecto ahora falta la máscara. Subí al ático, había mucho polvo, en uno de los maniquíes se encontraba un antifaz negro, era simple pero elegante, me dirigí a la habitación, me saqué la peluca y los lentes de contacto, me maquillé lo más natural posible.
