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Hoy me sentía realmente cansada. El día anterior me había pasado haciendo una tarea en equipo con mis amigas. Parecía más bien que yo era la única del equipo ya que ellas solo bailaban de un lado a otro en mi casa y esa fue la principal razón por la que eran las 9 p.m. Y aún no terminábamos el proyecto. Por eso mismo me quedé sola a terminarlo el resto de la madrugada, fue alrededor de las 4 a.m. cuando fui a acostarme a mi cama.
Así que hoy seguramente parecía un panda o un mapache con las terribles ojeras que llevaba, además de la cara de zombie que ni el maquillaje podía ocultar.

Tomé asiento en el metro y sentí mis ojos pesados, pero los abrí al instante. No podía quedarme dormida aquí.

Las puertas volvieron a abrirse e hice una media sonrisa cuando vi al castaño de siempre subir. Me saludó y se sentó a mi lado.

Volví a sentir mis ojos cerrarse pero luché para abrirlos de nuevo.
Así fue la gran parte del camino, tratando de mantenerme despierta para no bajar en la estación equivocada.

Después de algunos minutos creí que por fin había vencido el sueño.

Estaba equivocada.

Mis ojos se cerraron de golpe y me quedé dormida.

No sé cuánto tiempo pasó desde que me quedé dormida pero unas suaves sacudidas me despertaron.
Abrí los ojos lentamente.

No puedo creerlo. Estaba dormida sobre el hombro del castaño.

Era él quien me estaba sacudiendo para que despertara.
Me levanté rápidamente de su hombro.

"Creo que la que sigue es tu estación"

Me dijo con una sonrisa y yo asentí.
Me sentía avergonzada, tenía las mejillas calientes así que aparté un poco la vista para que el no pudiera ver mi sonrojo.

"Si, gracias. Y perdón por dormirme en tu hombro, tuve una noche muy pesada"

"No te preocupes, no me molestó"

¿Cómo podía comportarse de una manera tan dulce?
Nos detuvimos y en efecto, esa era la estación en la que bajaba siempre.
Me puse de pie y le dirigí una pequeña sonrisa al chico antes de salir.

Hoy también había descubierto algo.

El lindo castaño de ojos claros podía ser una cama muy cómoda.

Línea 8 || Alonso VillalpandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora