Evening Vampires [EN EDICIÓN]

❧ 𝔗𝔯𝔞𝔪𝔭𝔞𝔰 ☙

...Pequeña niña, mi pequeña... evita todo lo malo...
Todo el dolor que puede generar una sola traición...
Una sola trampa... el dolor sólo se mantendrá en tu diminuto corazón.

Hubo un breve silencio, no entendía lo que sucedía, todo empezaba a acumularse: La llamada, la carta... ¿Que seguía? Sólo miraba el sobre con mas ganas de abrirlo, como si no pudiera resistir el negarme por el hecho de que la curiosidad iba más allá de lo que yo quería. — Zoé... ¿Que debo hacer con esto? — De ser por mi juraba que lo abría, pero realmente no podía, tenía un mal presentimiento, a lo mejor esta vez dejaría mi terquedad a un lado y solo los esperaría a que ellos me dieran una respuesta.

— Déjalo ahí no lo abras, tenemos que hablar de varias cosas Maia... Descansa y cuida más de ti, por favor — Zoé colgó una vez dicho eso y yo solo me dejé caer en la cama, miraba el sobre con curiosidad, detallando cada cosa del mismo, un sello de vela... pensaba que nadie mandaba cartas así ahora, a lo mejor y el símbolo que marcaba era de una familia importante, y yo lo ignoraba por completo, fuese o no una trampa, no podía negar que muchas cosas pasaron por mi mente, hasta el punto de que la familia Rotburi tuviera algo que ver... Pero me negaba, no me cabía en la cabeza que Arthur estuviera metido en eso. Para evitar que mis pensamientos se hicieran mayores y mi curiosidad aumentara... decidí dejarla entre mi libro favorito Moby Dick , era como si mi vida dependiera totalmente de ello, bueno, en teoría; si la trampa involucraba mi vida... claro.

Antes de acostarme, apagué las luces y me recosté en el marco de la ventana mirando la luz de la luna; no había sabido razón de Arthur desde que se despidió de mí, temo que su padre se haya enterado de lo nuestro y le regañe por ello... o peor, le hubiera hecho algo... Nunca se sabe.— escapé un leve suspiro, cerré mis ojos y recordé aquel momento íntimo que tuve con él — ¿Dónde estarás niñato rico? — Musitaba en voz alta, mirando a la luna, y recordando aquella cita en la terraza, no tenía idea de como las cosas terminaron de esa manera, pero si sabía que lo que sentía por él era real.

Toda la noche me la pasé dando vueltas en la cama mirando en dirección al libro, quería saber que decía esa carta lo necesitaba, de verdad, mi curiosidad no me dejaba indiferente; pero recordé las palabras de Zoé... así que me giré dando la espalda y me coloqué mis audífonos y así fue como quedé dormida.

Al día siguiente me desperté más temprano de lo normal de cuando estoy en casa, hice todo lo que siempre me da pereza hacer... es como si todo esto me hubiera cambiado un poco; y el espíritu de la responsabilidad me poseyera, la verdad necesitaba ocupar mi mente y mi cuerpo.

— Maia... ¿A qué se debe esto? — mamá bajaba curiosa, mirándome con extrañeza, podía notar como su mirada me examinaba de punta a punta mientras estaba haciendo el desayuno para las dos.

Volteé a verla con una pequeña sonrisa, riéndome por lo bajo — Ah esto, nada madre solo quiero estar algo activa, los días en el hospital me han aturdido... quiero dejar la pereza de lado ¿sabes? quiero estar mas activa en mi vida — Podía sentir algo de sarcasmo en mis palabras, pero de cierta manera era cierto... tenía que dar una buena excusa. Mi madre comenzaba a reír, y de verdad la entiendo yo normalmente soy muy perezosa y quizá lo que le dije no le convencía mucho, ella solo esperó por la comida, y me habló sobre sus días mientras estuve en el hospital.

Luego de comer y tener una charla amena con mamá, le ayudé a lavar los platos; me disponía a subir hacia mi habitación cuando el timbre sonó, inmediatamente corrí hacia la puerta estaba esperando ansiosamente a Zoé y los demás. Y en efecto eran ellos, todos tenían ojeras al parecer estos días no eran muy buenos para ellos... sentí un alivio, esas horas intentando ocupar mi cabeza me estaban colocando muy ansiosa.