Capítulo 5.

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Enero, 2004.

“Es demasiado lindo.” Me confestaste suspirando mientras te acompañaba a tu salón.

Y aunque mi corazón doliera me hacia feliz verte de esa forma; enamorada, aunque no fuera de mi, por que sabía que tu eras feliz.

Te invité a la feria que habría en la noche en conmemoración de la fundación del pueblo. Aceptaste de inmediato.

Por fin podríamos pasar tiempo juntos, ahora que ambos teníamos pareja era muy difícil vernos después de clases.

Nos despedimos y te metiste a tu salón, eran de los pocos tiempos que hablábamos, porque como todos los días, después de dejarte en tu salón Daniela venía por mi y no me dejaba solo ni un momento.

Le tenía un gran cariño, no te miento, es por eso que me sentía muy mal con ella por que me estaba engañando a mi mismo con respecto a lo que sentía por ella, y por lo tanto la engañaba a ella. Es por eso que actuaba lo mas cariñoso con ella, no quería romperle el corazón, estaba muy entusiasmada de estar conmigo, no lo merecía.

¿Cuando dejaría de vivir esta mentira sin lastimar a nadie?.

En la tarde pasé por ti, puntual como siempre, e increíblemente me regañabas por eso diciéndome ñoño mientras revolvias mi cabello riendo.

De un momento a otro te llevaba cargando en mis espaldas corriendo, y tu risa llenaba el ambiente, contangiandome.

Al llegar pensaba dirigirme de inmediato a los juegos, pero al notar mi intención me detuviste y me jalaste de la mano a algún lugar.

Me llevaste a donde se podía apreciar toda la feria, con la gran montaña rusa ante nosotros.

Me dijiste que no teníamos que ir tan deprisa, y disfrutar el momento, apreciar los pequeños momentos

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Me dijiste que no teníamos que ir tan deprisa, y disfrutar el momento, apreciar los pequeños momentos.

Guardaste silencio y mirabas atenta el lugar, no pude evitar ver tu rostro.

Mientras tu mirabas a detalle la feria, yo miraba a detalle cada fracción de ti, Callie, nunca me cansaré de decirlo; eres lo más hermoso que he visto.

Colocaste tu mano encima de la mía y sentí como mi corazón dejaba de latir, la acariciaste, y aunque tu acto lo hacías con total tranquilidad, yo me estaba volviendo loco por dentro, como si hubieras encendido algo en mi.

This Town. × jos canela ×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora