Capítulo 6

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Enero, 2004.

La cafetería se había vuelto un segundo hogar. Tu estabas tan cómoda que te metiste a trabajar ahí por medio tiempo.

Si antes era un cliente recurrente, en ese momento lo fui más; me tenias ahí todo el tiempo, aunque casi no hablábamos para que no tuvieras problemas. Me encantaba mirarte atender con dulzura, calidez y a veces con un poco de torpeza a los clientes. 

Era prácticamente un hábito que nos intercambiáramos miradas divertidas por algún cliente extraño o alguna metida de pata de tu parte; me encantaba verte haciendo tiernas muecas.

Mis mesadas se iban en aquellos cafés que tu me entregabas personalmente.

Desafortunadamente no le ponía mucha atención a Daniela por todo aquello, sólo me limitaba a asentir o decir un breve comentario, pero eso a ella parecía no importarle pues no paraba de hablar, además de que muchas veces se contestaba ella misma.

Los días siguientes a aquel incidente en tu casa trataba sutilmente de sacar el tema a flote y me contaras que era lo que te sucedía, pero cambiabas rápidamente de tema y yo no insistía, no quería presionar demasiado.

Pero finalmente lo hiciste mientras te acompañaba de regreso a casa, aquella vez no tuve que pedírtelo; lo que te ocurría salió voluntariamente de tu boca.

"Mamá murió."

Aquella declaración me tomó completamente por sorpresa, mis piernas dejaron de moverse, mi cuerpo se quedó estático tratando de procesarlo. Tu diste un par de pasos más y también te detuviste al notar que ya no estaba a tu lado.

Al levantar mi mirada y encontrarme con la tuya fue como si dieras vitalidad a mis articulaciones, así que me acerqué a ti, tomé tu mano y te jalé hacia mi envolviéndote en un cálido abrazo; aquel abrazo que hubiera querido darte cuando más lo necesitaste y yo no estuve ahí.

Estabas tensa por la aún reciente confesión pero en cuanto nuestros cuerpos se unieron te relajaste y me envolviste también con tus brazos escondiendo tu cara en mi pecho, rápidamente dejando salir continuos sollozos. Acaricié tu cabello y tu espalda, sintiéndome impotente por no saber cómo quitarte todo ese dolor que llevabas dentro.

Después de unos cuantos minutos en aquella posición te llevé al parque que se encontraba cerca de tu casa, sabiendo de sobra que lo que menos querías era regresar a tu casa en aquella condición.

Sentados en el pasto uno en frente de otro, tu jalando el pasto nerviosamente y yo jugando con mis manos mientras te veía. Traté de inspirarte aún mas confianza.

"Tranquila, sabes que estoy aquí. Siempre lo estaré."  Te dije mientras levantaba tu rostro. Mantenías tus ojos cerrados y tu labio inferior atrapado por tus dientes, no cediste hasta que pasé mi pulgar por tu mejilla.

"Mamá murió repentinamente. No me dejaron conocer las causas de su muerte."  Inhalaste profundamente. "Me dejó sola con aquel hombre que apenas y conozco."

Al comprobar que diciéndome lo que sea yo continuaría a tu lado me diste mas detalles sobre aquello. Me contaste que llegaste un día de la escuela encontrándote con un cerco de seguridad afuera de tu casa, al ser tan solo una niña de 12 años y ser pequeña de estatura lograste entrar a tu casa sin que nadie se diera cuenta. Un sentimiento extraño recorrió tu cuerpo al ver a aquellos hombre uniformados cerca de tus cosas preciadas, invadiendo la intimidad de tu hogar.

No pudiste dar más de dos pasos cuando uno de ellos de arrastraba fuera de tu propia casa, metiéndote enseguida a una de las tantas patrullas para asegurarse de que te mantuvieras fuera de tu casa. Pasaste todo el tiempo pegada a la ventana queriendo poder romperla y correr a los brazos de tu mamá al no saber nada de ella, ni siquiera de aquel hombre.

Tu alma volvió a tu cuerpo al ver el rostro conocido de tu padrastro, pero se fue de inmediato al ver que detrás de el venía una camilla con un cuerpo envuelto con una sábana, quisiste convencer a tu mente de que tal vez se tratara de algún delincuente.

"Somos solo tu y yo ahora." Te dijo tu padrastro al ingresar a tu lado en la patrulla.

Fue tanta la impresión y la negación que te negabas a soltar alguna lágrima, y no lo hiciste hasta el funeral de tu madre dos días después.

Soltaste todo sin titubear, sin llorar, ni siquiera se rompió tu voz, sólo mantenías la mirada perdida en algún punto detrás de mi. Al terminar soltaste un gran suspiro, como si un peso se quitara de encima. 

Sin decir nada, te sentaste enfrente mío con tu espalda recargada en mi pecho, coloqué mis brazos en tu cintura en un intento de abrazo y recargue suavemente mi barbilla en tu cabeza. Así nos quedamos, con el silencio de la noche.

Tenía el miedo de que si te soltaba volarías lejos de mi y te romperías, porque a pesar de que la mayoría del tiempo estuvieras sonriendo y aparentando un carácter fuerte e irrompible la verdad es que eras todo lo contrario. 

Eras hermosa y frágil como una mariposa.

"Creo que él tiene que ver en todo eso." soltaste sin mas.

" soltaste sin mas

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Nota de la autora; ¡Finalmente me llegó la inspiración para actualizarles un nuevo capítulo! ¿Qué les ha parecido? ¿Les gustó? ¿Teorías? 

Por cieeeerto, nuevo capítulo después de muuucho tiempo eso significa... ¡nueva portada!, ¿qué tal?

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⏰ Última actualización: Oct 23, 2017 ⏰

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