Nombre Indefinido.

T r e i n t a y n u e v e

– ¿Odiarte? – Lola asintió lentamente – Lola, yo jamas podría odiarte.

– Pero lo estuviste. Me odiaste, ahora estas más calmado.

– Nunca te odié. No creo ser capaz de odiarte Lola. Eres la chica que me abrazó cuando olía a zorrillo y todos me evitaban. Eres la amiga que me besó a los trece años solo porque todos se burlaban de que nunca lo hubiese hecho – murmuró, hablando directamente hacia ella, buscando su mirada aunque ella mantuviese la cabeza gacha.

– Tienes que odiarme, Harold, por favor odiame. Harold, hazlo por mi, por favor. Odiame antes de que sea peor – su voz se fue cortando con cada palabra, su pecho subía y bajaba rápidamente intentando retener el llanto que empezaba a hacerse presente.

– Nunca.

– Lo harás – aseguró, alzando la vista y asintiendo.

– ¿Por qué estas tan segura? – la abrazó por los hombros – No voy a odiarte en ninguna situación. Me has dado felicidad de formas que no tienes idea.

¿Cómo era posible que la quisiera tanto? ¿qué la abrazara y no quisiese soltarla? Pero, también, ¿cómo podría alguien no hacerlo? ¿cómo no amarla con lo buen amiga que era? ¿cómo no querer hacer desaparecer tristeza y que una sonrisa apareciese en sus labios?

– Harold, voy a decirte algo y luego me iré ¿si? Y se que no me perseguiras, incluso aunque viva a un lado. Se que no querrás verme y lo entenderé ¿si? Solo quiero que sepas que lo siento, mucho. Lo siento con todo lo que mi cuerpo puede – sonrió con tristeza – Y que te quiero, y aunque se que lo sabes necesito recordartelo.

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Siguiente capítulo en navidad ¡chau!