C u a r e n t a y s i e t e

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Lola había quedado muy preocupada luego de la llamada de la madre de Harold, Matilda.

No sabían lo que le había sucedido a el rizado y él no parecía querer hablar del tema con nadie. Creyeron que ella sería una buena opción para que el chico se dignara a hablar.

Pero ellos no sabían que ya no hablaban, que ambas ventanas estaban cerradas y cada vez que se cruzaban por la calle alguno de los dos, más que nada ella, corría lejos en su propia dirección.

Sólo se limito a decir un “veré que puedo hacer” aunque, claramente, no lo haría.

Nombre Indefinido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora