Capítulo 11

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Narrador externo.


Cuatro días después, Samanta abrió la puerta de su casa. Sus ojos estaban rojos e hinchados, su maquillaje corrido y su cabello algo desordenado por haber estado día y noche en el hospital.

Todo en su organismo le dolía. Los ojos de Landon estaban iguales a como los tenía Samanta, la había acompañado los últimos tres días junto a sus amigos en aquellas incómodas sillas negras. Tan solo recordar todo lo ocurrido, le daba nauseas.

Subieron a la segunda planta queriendo llorar a no poder más, y aún tenían la esperanza de que todo ésto fuese una horrible pesadilla. Pero, lamentablemente, era la maldita realidad.

—¿Y tu madre? —Cuestionó Landon en un hilo de voz.

—Continúa en el trabajo —Musitó con melancolía quitando todo rastro de rimel corrido con crema quita maquillaje.

Vestidos de negro, se retiraron de su hogar y subieron al vehículo de Landon en completo silencio. Una vez en el auto, Samanta encendió la radio para que sus sollozos no fueran oídos por su hermanastro.

Ella miró la vista a la ventana y cerró los ojos para que nuevas lágrimas resbalaran por sus mejillas. No podía creer aún lo ocurrido. Observó a Landon, quien tenía la vista concentrada en el camino, y acarició su cabeza con dificultad.

—Gracias por estar a mi lado en este momento —Le agradeció la chica.

Él solo asintió con la cabeza. No soportaba el dolor que tenía dentro del cuerpo y maldecía en su cabeza el no haber podido ayudar cuando sus dos amigos lo necesitaban. Jamás se perdonaría haber estado lejos de ellos en aquel trágico momento.

En silencio, Landon aparcó el vehículo y ambos bajaron de este. Fueron directamente donde se encontraba su amigo, junto a April y Jay, que le hizo compañía todos los días, desde muy temprano.

Hasta que el sol comenzaba a desaparecer, ya que la oscuridad le hacía recordar el horrible sentimiento que recorrió su cuerpo aquella noche.


—¿Cómo está? —Cuestionó Samanta con un nudo en la garganta.

—Mejor —Respondió Jay levantándose de su asiento.

Devon, al oír la voz de su amiga se sentó alegremente en la camilla de hospital con una gran sonrisa en el rostro.

—Samy... —Habló él.

—Hola estúpido —Sonrió ella mientras acariciaba sus oscuros cabellos—. ¿Cómo te has sentido? —Preguntó.

Landon tomó asiento junto a April en el sofá marrón que había en la habitación. La tristeza se encontraba presente en el lugar, todos con rostros nostálgicos y Devon no entendía nada.

—Mucho mejor que ayer por la noche —Suspiró.

—Me alegro —Articuló Samanta conteniendo las lágrimas que querían huir de sus ojos al ver la camilla vacía a su lado.

—¿Han visto a Logan?, estos días no ha venido a visitarme. Las pagará bien duro como siempre cuando hace algo malo —Rió.

Los chicos en la habitación se quedaron en silencio y observaron disimuladamente al suelo.

—Iré por algo de beber, ya vuelvo chicos —Informó ella mientras cerraba la puerta y dejaba salir las molestas lágrimas que cada día se hacían presentes.

Samanta caminó por el corredor del hospital, haciéndole recordar aquella linda vez cuando él fue por ella a aclarar las estupideces que había dicho Summer. Cuando la besó con todo el amor del mundo.

Insertó el dinero dentro de la máquina y marcó la gaseosa que deseaba. Al voltear, se dio cuenta de que una de las habitaciones estaba completamente abierta. Y la recordaba. Allí permaneció Charlotte por un largo tiempo, y ahora, debió haber dejado éste mundo, para reunirse con Logan. Su marido.

Sonrió a aquella habitación y limpió las lágrimas que corrían por sus mejillas. Se dirigió al jardín trasero del hospital, donde ubicó, a unos cuantos metros a Franz. Se acercó en silencio a él y le saludó con un fuerte abrazo. Si que lo necesitaba.

—Creí que habías vuelto a casa —Musitó Samanta en un hilo de voz.

—Preferí ir contigo a su entierro.

—Lo extraño —Murmuró entre lágrimas.

—También yo —Sollozó el chico—. Él no merecía toda ésta mierda. Maldita sea aquella noche.
Y fue entonces, cuando recordó.


Flashback
.

Los tres amigos corrieron donde Devon. Jay corrió el cabello de su novio para atrás y besó sus labios con ternura.

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