Capítulo 1: ¿Quieres ser mi amigo?

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Capítulo 1: ¿Quieres ser mi amigo?

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La primera noche lo notó.

Después de ser obligado a bajar a cenar —aunque tan solo tomó una fruta y subió a su habitación— y ducharse, no tenía sueño alguno luego de tomar su siesta.

Por ello, tras investigar un poco las fallas que podría tener la vigilancia del lugar, trató de dormir. Mientras tuviera un colchón y techo, debía aprovecharlo aunque fuera contra su voluntad.

El pequeño castaño siguió dibujando sabía Dios qué hasta bien entrada la noche. Quizá pensó que, debido a la luz, no le permitía dormir y por ello la apagó y se acostó en su cama.

A los cinco segundos después de arroparse, empezó a temblar.

Kyoya pensó que quizá se debía a la abierta ventana por la que entraba viento, y se levantó a cerrarla. Sin embargo, el temblor del niño no cesó.

Con la creencia de que tal vez era algún tipo de enfermedad o tic que no podía evitar, le dio la espalda y cerró los ojos. Su temblor no hacía ruido, asi pues, no molestaba a la hora de dormir.

Empezó a planear su próximo intento de escape, y en algún momento de su plan cayó dormido.

Despertó debido al sonido de la puerta abriéndose, y volteó en su cama para poder ver quién era. Sin embargo, el objeto no se llegó a abrir del todo y pudo observar una sombra desplazándose por la pared del pasillo gracias a la luz que la luna proporcionaba.

Con agilidad, se incorporó y salió para comprobar de quién se trataba, pero no había nadie. Cerró de nuevo la puerta con frustración y miró la cama de su compañero para comprobar si había logrado conciliar el sueño.

No estaba ahí.

Volteó para ver su propia cama y se percató de que, a los pies de esta y formando un ovillo, se encontraba el castaño. Pese a estar durmiendo, los temblores no cesaban, y se preguntó dos cosas.

Una, por qué temblaba tanto si no hacía frío.

Dos, qué demonios hacía en su cama y cuándo había llegado ahí sin que se diera cuenta.

Se acercó a Tsuna y le agitó el hombro para despertarle. Se removió y le miró con sus grandes orbes chocolate llenos de miedo. Era la primera emoción que demostraba, y no podría ser muy sentimental, pero incluso él podía sentir el temor que desprendía.

—Te has equivocado de cama —le dijo, como si fuera un error involuntario por parte del menor, cuyos ojos volvieron a su vacío emocional.

Tsuna asintió y se levantó, regresando a su lugar. Kyoya se volvió a acostar dándole la espalda, sin embargo, no podía dormir de nuevo con la mirada del niño puesta sobre él.

Era sumamente incómodo.

—¿No te gusta dormir solo? —preguntó, dando media vuelta para verle.

El menor negó, sin dejar de mirarle. No podría expresar nada en su rostro, pero el azabache supo lo que quería.

Y lo que estaba a punto de decir era la mayor tontería que saldría de sus labios en toda su vida.

Dessins pour toi |DPT #1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora