Capítulo 3: Feliz navidad
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.Bufó, sus cabellos azabaches revoloteando en el aire ante la exhalación.
Si había algo que odiaba después de las multitudes y los herbívoros ruidosos, era esa maldita fecha.
Veinticinco de diciembre.
Navidad.
Odiaba la navidad.
Y tenía motivos para ello. Fue esa fecha la que le arrebató a su familia. El día en el que sus padres murieron en un accidente de tráfico, hacia exactamente un año, era un veinticinco de diciembre.
Volvían de una fiesta nocturna, Kyoya se había quedado dormido y ellos se habían marchado, dejándole al cuidado de una niñera. No iban ebrios, ni mucho menos, sin embargo se interpusieron en el camino de un borracho conductor que perdió los reflejos... y estrelló su coche contra el de sus padres.
Lo irónico es que solo el que iba ebrio sobrevivió.
Por ello, no podía evitar pensar en que, si la navidad no existiera, ellos no habrían muerto. Seguiría en su verdadera casa, en un pequeño apartamento en las afueras de la ciudad, y en esos momentos estaría abriendo sus regalos en vez de estar rodeado de herbívoros ruidosos que montaban el árbol navideño.
Lo peor era que llevaba casi ya dos meses en aquel lugar. Sin embargo, pese a que su objetivo habría sido escaparse de aquel sitio, no fue capaz de hacerlo después de la petición de Tsuna.
«No me dejes solo», rememoró lo escrito en aquel papel que ahora se encontraba en su cuaderno.
Sus orbes se desviaron a la pequeña mata de cabello castaño que se encontraba en una esquina, inclinado en su cuaderno, dibujando como siempre. No colaboraba en la decoración del árbol navideño que todos montaban con entusiasmo.
—¿No vas a colaborar? —preguntaron a su lado, y desvió la mirada hacia el herbívoro rubio.
—No —negó rotundamente, sin entrar en detalles.
—¿No te gusta la navidad? —resopló ante su poco entendimiento, ¿no sabía leer entre líneas? Quería estar solo. Volvió a negar, sacando un suspiro al mayor—. ¿Sabes? A Tsuna le encantaba la navidad. Era el primero ilusionado en que llegara.
—¿Le encantaba? —volvió su mirada al castaño, quien estaba acompañado por un pelirrojo de más o menos la edad de su herbívoro profesor de lengua y que nunca había visto antes.
Como la mayoría de los adultos, sonreía con tristeza mientras miraba el dibujo del niño.
—Se podría decir que su ilusión era mayor que la de todos los niños juntos —respondió—. Adoraba montar el árbol y colocar la estrella. Ahora... —su tono se entristeció—. Ahora no quiere saber nada.
—¿Por qué? —no estaba interesado ni mucho menos, pero ya que podía enterarse, no lo desaprovecharía.
—No lo sé. Cuando tenía cinco años, empezó con esa actitud callada y triste —se apenó—. No quiere que nadie que no conozca le toque, tiembla cuando me acerco sin avisar y tan solo dibuja todo el tiempo.
Se levantó del suelo, donde estuvo sentado durante todo el tiempo, y se acercó al castaño. El menor no se percató, concentrado en su dibujo, pero el pelirrojo le miró con sorpresa.
—Tú debes ser Kyoya, ¿verdad? —arqueó una ceja. ¿Todo el mundo sabía quien era?—. Dino me ha hablado mucho de ti —sonrió—. Eres el amigo de Tsuna-kun.
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Dessins pour toi |DPT #1|
FanficCuando sus padres murieron en un accidente de tráfico, un pequeño azabache de nueve años fue obligado a ir a un orfanato. No deseaba estar en ese lugar, por ello evitó durante un año a los policías que finalmente le atraparon, arrastrándole a aquel...