02

1K 156 61
                                    


Una semana después del suceso, Kuroo estaba ansioso. Un poco menos que hace una semana atrás, pero con otro tipo de ansia carcomiendo su cerebro.

El pelinegro estaba feliz de pensar que sabía el nombre del chico de sus sueños -como él de vez en cuando le decía-, pero aún así quería más. Número de teléfono, tal vez la dirección de su apartamento -todo con buena fe, eso no era para ningún tipo de acosamiento en proceso-.

Y sabía muy bien que pasarían siglos antes de que lograra conseguir todo ese tipo de información y de, además, tener la suficiente confianza con Tsukishima como para besarlo frente a todo el mundo y reclamarlo como suyo. Una fantasía que llevaba dándole vueltas en el mente desde hace mucho tiempo.

Nada más entrar en el apartamento que compartía con dos de sus mejores amigos, se tiró sobre el viejo sillón de la sala y suspiró tan pesadamente que hasta Bokuto pudo haberlo escucharlo con los auriculares puestos -y si en serio lo escuchó, no se había molestado en aparecer para ver si Tetsuro estaba bien-.

Tenía tantas cosas en la que pensar: su chico rubio, el profesor de psicología que parecía odiarlo porque nunca le ponía un 10 en sus proyectos -¡y Kuroo se esforzaba! ¡Lo hacía! No tanto como sus compañeros, pero lo hacía- y qué decir sobre lo molesto que era Oikawa ahora que Iwaizumi, su novio, estaba de intercambio por dos meses y ya no se veían como antes. Obviamente, porque Hajime había decidido conocer Europa y había dicho que le gustaría hacer un tour por Gran Bretaña si tenía la oportunidad.

Miró la hora de su celular, comprobando que ya era mitad de tarde y la hora justa para ir al café que estaba a unas cuadras del apartamento. Porque Kuroo no era un acosador pero conocía los horarios de Tsukishima, y sólo era coincidencia, no era como si lo hubiera estado observando por semanas para adivinarlo.

Se levantó del sofá con un poco de descontento, le hubiera gustado dormir un rato pero si eso significaba perderse a su rubio, el sueño podía esperar. Caminó arrastrando los pies hasta la habitación de Bokuto y luego de hacerle una señas avisando que saldría otra vez, se marchó de allí.

Unos 10 minutos después llegó a su destino y lo vio sentado en la mesa del fondo junto a la pared, una sonrisa se extendió en su rostro -un poco maliciosa para quien lo viera en ese momento-.

Se acercó (porque luego de saber su nombre, lo encontró en el departamento de Ingeniería de Sistemas y casi sintió desfallecerse), acomodó su pelo, aunque eso no hizo diferencia alguna, y se sentó en la silla frente al muchacho.

—Tsukishima Kei, segundo año en Ingeniería de Sistemas—y la cabeza con lentes levantó rápidamente la vista, con los ojos inyectados de horror y sorpresa—. ¡Eh! No me mires así, estoy en criminología, mi trabajo es resolver misterios.

Y luego bajó la cabeza, un poco más calmado o tal vez adivinando que Kuroo era más inofensivo que un pan con mantequilla, aunque pareciera un acosador en potencia.

—Felicidades entonces, ahora por favor déjame en paz y ve a morir a un callejón—le sonrió de la forma más falsa posible y siguió escribiendo en su computadora.

—¿Qué tanto escribes? ¿todos los atributos que ves en mi persona?—se apoyó con sus codos en la mesa y se inclinó, sonriendo con chulería.

—"Cómo cometer homicidio y salir impune"—dijo, sin levantar la mirada de la pantalla.

—Y yo que pensaba que estudiaba criminología pero nunca nos dieron ese tema—siguió el chiste y río un poco—. Eres gracioso—soltó de repente, tomando un libro que había en la mesa—, y lindo, podría comerte.

—No sé qué responder a eso y por favor, no toques mis cosas sin permiso—Tsukishima le quitó bruscamente el libro de las manos y lo metió en su mochila que descansaba junto a él.

—Podrías responder algo como: "Cómeme todo la noche" o "Sé mi lobo feroz"—propuso desvergonzadamente y se acomodó en la incomodo silla.

El rubio lo miró horrorizado por segunda vez en el día, tal vez fuera inofensivo pero esa forma que usaba de hablar lo aterraba, ¿y si era un psicópata con fetiches extraños? Prefería que no fuera así y pudiera ahorrarse problemas.

—Sigue hablando así y te juro que no volverás a caminar en tu vida—le respondió tratando de sonar amenazante, pero sólo logró que el pelinegro se llevará una mano a la boca (tratando de parecer sorprendido).

—No sabía que te gustaba ser el arriba, pero puedo adaptarme—sonrío con una pizca de maldad y miró penetrantemente a Kei.

—Maldito malpensado—susurró y se preguntó por qué aún no había llamado a seguridad para que echaran a ese estúpido.

—Oh, vamos, si a ti se te cruzó ese pensamiento por la cabeza, no te hagas el inocente.

En la mente despistada de Kuroo todo estaba yendo perfectamente bien y no era del todo erróneo, porque aunque Tsukishima no lo dijera, se estaba divirtiendo un poquito.

—Nunca dije que fuera inocente—respondió con superioridad y un ápice de malicia en la voz.

Tetsuro sonrió emocionado, como una colegiala hormonal, y pensó que ese chico era perfecto en todos los sentidos.

To know us || KuroTsukiWhere stories live. Discover now