Las luces de esta ciudad

8 1 0
                                    

Siento la mirada de Lea sobre mí pero a pesar de ello me sigo alejando aprisa, un momento de debilidad basta para voltear la mirada y darle una última sonrisa, pero ya no está, ha cerrado el portón y solo puedo ver su ridícula motocicleta. Miro hacia el cielo y me pregunto qué es lo que está pasando, no llevo ni un día de conocer a está chica y sin embargo siento que la conozco de toda una vida. ¿Cómo pude llevarla a ese lugar? Un lugar que solo compartí con mi padre en sus últimos días en esta tierra. Mi mente me lleva a esa noche, hasta el momento la más fría de mi vida.
-Siempre te gustó mirar las estrellas-recuerdo a mi padre decir con voz débil.
-¿Estás bromeando? Veo a diario una súper estrella en el espejo, es claro que me gustan-le respondo como siempre con completa vanidad.
-Sé que te convertirás en una, pero en mi mente aún te veo como un astronauta-dice riendo. Pero sé que no lo dice de broma.
-A pesar de que me gustaría deleitar con mi música a habitantes de otros planetas mis mayores fans están en la tierra.-es increíble cómo puedo seguir hablando tan tranquilo de mi, teniendo a mi padre a tan poco tiempo de partir.
-André, prométeme que seguirás adelante, que no caerás, que serás fuerte por ti, por tu hermano y por tu hermana.
No puedo prometerle eso, mi futuro es completamente incierto, no consigo ver a través de el, es tan oscuro como el hecho de saber que el cancer está a poco tiempo de llevarse a mi padre, a mi mejor amigo, mi consejero, a la piedra a la que me sostengo cada que estoy a punto de caer. ¿Cómo puede pedirme que le prometa que me sostendré solo?
-Te lo prometo-decido mentirle, el no merece lidiar con mi duelo, ya ha sufrido bastante. Jodido cáncer.
Es algo patético volver a este lugar una y otra vez, pero aquí me siento tranquilo, libre de toda la jodida y vacía vida que llevo, aquí me encuentro con el André de 16 años, que su mayor preocupación era una chica de secundaria, hasta que el puto cancer llegó a mi vida, o mejor dicho a la muerte de mi padre. Amo este lugar también porque está vacío, justamente como yo me siento, así que decido poner música en mi teléfono mientras contempló las luces de esta ciudad.

Después de un rato decido que ha llegado la hora para ir a casa de mi mejor amiga. Seguramente me ayudará a reflexionar sobre que está pasando en mi cabeza, así que la llamo para anunciarle que estoy en camino.
-André tengo mucho que hacer...-contesta pero la interrumpo.
-Calla, comienza por escuchar a tu mejor amigo.
-¿Donde estás? Te desapareciste todo el día.-suspira derrotada.
-Gracias a tu suerte, estoy a menos de 5 minutos de tu casa, así que ponte esa blusa con el tremendo escote que nos consigue tragos gratis y espérame en la entrada.-y cuelgo el teléfono.
Me subo a mi preciosa moto y en menos de esos 5 minutos estoy recogiendo a mi amiga y yendo hacia nuestro bar preferido cerca de casa. Es un lugar tranquilo para beber, conversar y conquistar una que otra chica que este buscando solamente una buena noche. Al llegar al bar nos dirigimos a la barra y pedimos lo de siempre, dos cervezas para empezar la noche.
-Muy bien, dime que es tan importante como para distraerme de mis tareas.-dice tras un largo trago.
-Quiero que me des tu detallada opinión de la nueva chica, la francesa.-intento sonar desinteresado.
-Es linda, no diría que muy amigable, pero si jodidamente sexy. Además, la considero la peor opción para una escapada fuera del campus-frunce el ceño y eso me dice que sabe qué pasó.
Así que me decido a contarle todo, desde el momento en que la vi entrar a clase, cuando le ofrecí una escapada, nuestro intento frustrado, nuestro escape a una velocidad de película y nuestro encuentro de más tarde. Evito la parte en la que fui atropellado porque sé que comenzaría con eso y ahora lo que me importa es que mi mejor amiga me de un fuerte golpe en la cabeza por lo que me está pasando con esta chica.
-Okay, esto parece sacado de una completa, falsa y fastidiosa historia de amor-dice con un vestigio de sonrisa en la comisura de sus labios.-André te conozco mejor que tu propia familia, incluso mejor que tú mismo. Se muy bien que lo único que me dices cuando de una chica se trata son cosas como 'fue un sexo increíble' o 'tenía unas enormes...' y cosas por el estilo. Sinceramente no sé si alegrarme o preocuparme por lo que está chica nueva está provocando en ti.
-Carajo Laura, es por eso que estamos aquí para que tú, experta en la materia André, me expliques por qué me está pasando esto. No me interesa involucrarme sentimentalmente con ella, creo que es solo el aire de extranjera lo que me está atrayendo tanto de ella-le digo decidido.
-¿La querrías para solo una noche?-me pregunta.
-La querría para muchas noches, ¡por amor de Dios Lau! La niña es francesa. Imagina lo increíble que sería tirarte a una francesa.-comienzo a gritar y las personas alrededor me miran como si de un loco se tratase.
-Te mentiría si te digo que no ha pasado por mi cabeza, el hecho de que te podrías obsesionar con ella-comienzo a balbucear pero esta vez es ella quien me calla- no me contradigas, tú mismo me llamaste experta en la materia así que por favor escúchame. No te diré que no lo hagas, tengo claro que ignorarías todas mis advertencias. Pero pienso que es un tanto arriesgado, puedes encontrar cosas que no estás buscando, que no te interesan, que haz evitado. Con pocas palabras te lo explicaré; evita a la chica si no quieres enamorarte.-termina con su cerveza después de su largo discurso, tal y como siempre que me habla de esa manera, me deja pensando.
-Por supuesto que no me enamoraré-sonrío irónicamente mientras pido otra ronda.
Algo en mi interior me dice que la advertencia de Lau tiene sentido, que posiblemente lo que Lea provoca en mí pueda crecer, pero soy André Díaz, el necio perfecto, el chico que cree poder lidiar con cualquier chica, ¿enamorarme yo? Por favor, es ella quien se enamorará.
Continúo la noche bebiendo con mi mejor amiga que gracias a sus imponentes atributos de mujer, terminamos bebiendo casi gratis.
Observo el bar como normalmente lo hago cuando estoy en busca de solo una noche, increíblemente nada me llama la atención y Laura comienza con sus deducciones.
-Cállate si no quieres que te termine llevando a ti a mi apartamento-le digo susurrándole al oído.
-Sabemos bien que mueres por hacerlo-se acerca demasiado a mi y terminamos en una carcajada.
-Eres tú quien moriría porque te lo haga- digo sin parar de reír- vámonos ya mujer del demonio, ha sido una noche floja.- tomó nuestras cosas y me dirijo al estacionamiento.
Decido no preocuparme, solo es una noche floja, nada por lo cual alterarme.

Saudades desde BrasilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora