Capítulo tres: El accidente.

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"Mi pensamiento es que una persona para estar bien debe de estar con alguien, es como un apoyo para seguir adelante, claramente soy un estúpido y esto no es verdad."

En el capítulo anterior:
Abrí mis ojos, ya estaba de noche. Estire mi brazo para agarrar mi celular, el cual había dejado en la mesa de luz.
Al encenderlo veo una notificación. Un mensaje...de Shirley.

Desbloqueo mi celular y continué a leerlo.
-Hola.-

¿Qué podría esperar de ella? Sí claramente ella es así, entonces me detuve a pensar si era mejor hacerme el enojado o responder normalmente como si no hubiera pasado nada que me confesara con ella, hasta que me decidí y le respondí:
-Hola...-

La verdad que la conversación no era muy interesante ni entretenida, sólo éramos dos adolescentes sin palabras. Hasta que un momento me llegó otro mensaje de ella.
Ella: -He estado pensando lo que me dijiste en la mañana.-

Yo: -¿Y cuál es tu conclusión?-

Ella: -Debes conocerme mejor.-

Yo: -Está bien, esperaré el tiempo que quieras porque realmente me importas y eres una persona maravillosa, sé que valdrá la pena.-

Ella: -Okay, gracias.-

Yo: -Te veré mañana, adiós.-

Ella: -Sí, sí, jaja.-

Al día siguiente, durante clases.
Mierda, si que estoy enganchado de ella, no puede ser que no esté ni un minuto sin pensar en ella.
De repente un amigo mio se acerca a hablarme, era Gabriel.
-Oye, hace mucho que no salimos a joder por allí, ¿Qué te parece esta tarde ir a ver unas chicas?

No soy esa clase de hombre que ven mujeres, pero si eres hombre sabrás que estás obligado a ser así con tus amigos o te tacharan de sus amigos, dependiendo quien sea la persona.

-Tienes razón, esta tarde, buscame en mi casa.-

Al salir de la escuela fui a mí casa porque tenía demasiado sueño y quería descansar para salir con Gabriel en la tarde.
El timbre sonó, así que me levanté de mi cama y fui a ver si era Gabriel, obviamente era el.
Lo saludé y comenzamos a caminar hacia la heladería, a él le gustaba sentarse ahí y ver chicas que pasaban, dándole un puntaje del uno hasta el diez.
Durante el camino, hablamos.
-¿Que tal todo con esa chica que me contaste?- Dijo Gabriel preocupándose por mí.

-Mira, la verdad...ella no parece interesarse en mí, hasta cuando me saluda su...su...- La tristeza no me dejo continuar con lo que decía.

-¿Su?- Dijo Gabriel algo impaciente.

-Su mirada es como "fuera de aquí, no me molestes, estaba feliz hasta que llegaste".- Dije mirando al suelo.

-No seas un pinche marica, jaja.- dijo Gabriel haciéndose el gracioso, lo cual me hizo reír.

-Hay cosas más importantes por las cuales debemos preocuparnos, como el colegio jaja.- Dijo el en busca de hacerme reír porque notaba que este tema hacía daño a mi corazón.

-Puedes contar conmigo en lo que sea.- Dijo el con una sonrisa.

La verdad que lo apreciaba, era mi amigo...mi amigo de verdad.
Esos que nunca te abandonan.

-Gracias, haré lo que tu me digas y me parezca correcto, la verdad tienes mucha razón.- le sonreí.

En eso cruzamos la calle entretenidos en nuestra conversación sobre bandas que teníamos en común, de repente un auto pasaba por esa calle, el cual nunca habíamos visto, Gabriel y yo nos vimos a los ojos y luego volvimos a ver el auto, ambos no sabíamos que hacer, era un momento de vida o muerte.
Yo quedé totalmente inmóvil, pero el me empujo y el auto lo pasó por encima.

LO QUE OCULTA UN ADOLESCENTE. (UN CAPITULO POR SEMANA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora