Después de una semana de amistad pasó algo:
Me levanté por la mañana feliz porque por lo menos tenía un amigo. Fui al instituto con él y mientras caminaba me di cuenta que me gustaba. No paraba de pensar en el las veinticuatro horas de un día. Pero las cosas estaban bien como estaban. Al acabar el Instituto, nos fuimos juntos a casa y no pude evitar decirle algo:
Paula: Oye, Sergio se que tienes pelesa con tus amigos por mi y yo no quiero ser una molestia.
Sergio: Mira Paula, te lo voy a decir claro. No estoy con mis amigos porque son unos pesados. Y no me separo de ti porque nunca había conocido a alguien como tú. Además, creo que me gustas.
Cuando fui a hablar llegué a mi casa y nos despedimos, estaba muy feliz así que cojí ánimo y le pregunté si quería quedar esa tarde. Y me dijo que si. Había quedado a las seis y media así que me arreglé y...
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