Me desperté muy entusiasmada ya que el viaje había estado muy bien pero lo que más deseaba era conocer gente. Cuando llegué a clase fue para mi todo una sorpresa porque no era lo que yo esperaba. Nadie me hablaba y todo el mundo me evitaba. En el recreo esperé a que alguien se acercara pero no recibí ninguna respuesta la sorpresa vino cuando un grupo de chicos se acercaron a mi y me dijeron que allí mandaban ellos y me empezaron a insultar. Pude ver la cara de un chico rubio que observaba con sus grandes ojos azules. Su cara no decía que quisiera hacer eso la veedad pero noble quise meter más y me fui bastante decepcionada porque tenía la intención de conocer gente, pero que la gente no me quisiera ni mirar no entraba en mis planes. Cuando me iba a mi taquilla me confundí y me puse a forzar la cerradura de la taquilla de al lado. Un chico se me acercó y me dijo: ¡Oye esa es mi taquilla! Y cuando me di cuenta era el chico que me insultó. Cuando conseguí salir de ese jaleo un chico me agarró la mano y me llevó corriendo a un pasillo. Era el chico rubio de ojos azules que me dijo:
- Oye, no eches cuenta a lo que te digan. No les gustan los invitados. Pero en realidad son buena gente. Por cierto soy Sergio, encantado de conocerte.- me dijo con una sonrisa.
A lo que yo le contesté:
- No te preocupes. Yo me llamo Paula.
Nos despedimos y me voy a casa.
