¿Será ella?

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Empezamos a caminar por las calles de París, a decir verdad había mucha gente, niños en el parque, empresarios hablando de sus negocios, personas charlando alegremente sentadas en algún bar. Nada del otro mundo. Casi se me había olvidado la sensación del aire rozándote las mejillas, la última vez que la recordaba fue hace mucho tiempo, con la anterior Ladybug, pero no quiero hablar de ello. 

Al fin habíamos llegado, el colegio Françoise Dupont era enorme, tenia unos escalones que te llevaban a la puerta principal y , a través de esta, se veía un gran patio. Era una escuela maravillosa. Comenzaron a llegar alumnos, tendrían entre 13 y 15 años, se les veía bastante alegres, y empezaron a subir los escalones para adentrarse dentro de la escuela. Todo estaba muy tranquilo hasta que empecé a notar algo, pero no sabía decir el que. Me puse nerviosa y se lo conté al Maestro Fu. 

- Eso es que esta cerca Tikki, muy cerca- me dijo con aspecto misterioso.

A los pocos minutos la calle estaba desierta, los alumnos habían subido ya todos y deberían estar sentados en sus respectivos asientos para empezar las clases. 

- Maestro, creo que es hora de irnos.- dije.

- Paciencia Tikki, paciencia.- respondió mirando a no se donde.

Pasado un tiempo, apareció una chica de unos 15-14 años. Tenía el pelo oscuro con reflejos azules, recogido en dos pequeñas coletas, sus ojos eran grandes y también azules, vestía con una camiseta con estampado de flores y encima una chaqueta marrón, llevaba unos pantalones rosas y en los pies unas bailarinas. Venia corriendo y se le veía cansada, seguramente era porque llegaba tarde. Estaba contemplándola cuando sentí otra vez esa extraña sensación, pero esta vez si sabia de que se trataba. En cuanto la chica hubo entrado, salí de mi escondite.

- ¡Maestro, era ella!¡la chica de las coletas! - dije, no podía aguantar más la emoción.

-¿Estas segura?- yo asentí- Esta bien ahora me toca a mi.

- ¿A qué se refiere?- pregunté - Creía que ya habíamos terminado.

El Maestro Fu me comentó que le tenía que hacer una prueba para ver si tenía el corazón lo suficientemente grande como para merecer un miraculous. La idea era que el Maestro iba ha hablar con ella, y después decidiría si se lo entregaba o no. Así que tendríamos que volver al día siguiente.

La vida de una kwamiWhere stories live. Discover now