Catorce

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24 de Diciembre, 1992.

Harry estaba acostumbrado a esta situación todos los años y si alguien le dijese que esto no iba a ocurrir sabía que simplemente le mentían, como de costumbre. Sí, su padre ha sido alcohólico durante mas de seis años, obviamente ha habido un progreso desde beber una copa de alcohol hasta ahora que bebe casi todos los día y a toda hora, cada vez que esta en su casa. 

Era increíble el daño que aquello te podía causar en la vida. Y Harry veía como lentamente su vida se iba al desagüe, pues su padre había comenzado a perder sus inversiones debido a este problema y paulatinamente se ha ido quedando sin trabajos. Él rizado al ser un chico de 14 años podía ver eso, podía sacar sus propias conclusiones. 

Es por eso, que ver a sus padre una vez más bebiendo como si no hubiese un mañana en la cena de navidad no le causaba nada de impresión. Pero si detestaba cuando este se volvía agresivo con él sin razones aparentes, era como que cada vez que sonaba el maldito villancico número diez de aquel estruendoso CD, su padre atentaba contra él. 

Harry esta vez no espero que su padre le golpease. Fue más inteligente y en el villancico número ocho decidió ponerse de pie de la mesa para ir a su alcoba, fue entonces que cuando llegó a esta le decidió tomar su chaqueta, para luego abrir su ventana para escaparse de allí. 

¿qué más daba celebrar solo la navidad? 

Caminó lentamente por la acera y se frotó las manos para continuar caminando por allí. Se sentía incluso algo extraño con todo lo que sentía. Quería sentarse en aquella banca y mirar la pista de patinaje, aún cuando esperaba que no hubiese nadie allí, pero quería hacerlo. Quería pretender que volvería a escuchar a Louis reír. 

Sí, porque luego de que Harry conociese a ese pequeño chico en la banca hace dos años atrás estos habían comenzado a ser amigos. 

Para Harry fue extraño poder conocer a alguien que este no le desagrade. Pero Louis era diferente a todos los demás. Él tenía una sonrisa que simplemente le cautivaba cada vez que sentía pena, y más aún cuando estaban en esta época. 

Porque a pesar de que Louis amase la navidad con locura, el rizado estaba consciente de que no podía alejarse de él. Era la única persona que le regalaba tardes completas de risas y juegos sin sentidos. 

Era con él único que le daba sentido a su navidad. 

Pero ahora, lo probable que debe estar ocurriendo era que Louis estuviese con su familia cenando feliz mente mientras que él estaba llegando a la plaza de la ciudad cabizbajo, sintiendo como ese fría noche ingresaba a su corazón y lo congelaba lentamente. 

Harry recordó a su madre e hizo una mueca interna, pensó en como sería su vida si ella estuviese con él y literalmente sintió como su corazón se comprimió. Miró sus pies sin temor de no ver hacía el frente. Pero cuando sintió un par de voces desde la otra calle su piel se erizó, no por el frío, si no porque el sonido le recordó a su madre. 

Elevó la mirada y vio a un par de personas cantando un villancico que su madre siempre le cantaba cuando era pequeño, sinceramente creyó que lloraría pero  cuando su mirada encontró a su amigo cantando allí con su familia una sonrisa melancólica invadió su ser. 

Harry se sintió tranquilo, pero se sentó en la acera con la intensión de verlo desde lejos, y logró entender la situación. Louis estaba con sus padres en un grupo de la iglesia que hacían caridad esa noche, dando cenas y cantando villancicos alrededor de un árbol bien adornado en medio de la plaza. 

Luego de ver al más bajo cantar, notó como éste repartía algunas galletas horneadas probablemente por él, con una sonrisa tan amplia que Harry imaginó que podría fácilmente alumbrar cualquier noche oscura en la cual estuviese divagando. 

soul  (l.s.) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora