Can you hear my heart?

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Victor no despegaba sus ojos de la ventanilla del avión mientras este aterrizaba sobre el aeropuerto de Narita, estaba mas serio que de costumbre, por suerte un ahora hombre de cabellos dorados se encontraba a su lado. 

—Al fin termino esta mierda, sentí que me estaba fundiendo con el asiento.— Se quejo Plisetsky.

—Exageras— Anuncio Victor sin dejar de mirar la ventana.

—Oye, ¿hasta cuando vas a actuar así?— Lo reprendió el hada rusa. 

— ¿Así?, ¿Como?— Respondió inmediatamente el Ojiceleste.

—Como un idiota, ¿Ya superalo quieres?— Respondió el menor— Si el cerdo te quería tanto pudo haber llamado, y ambos sabemos que eres lo suficientemente estúpido como para haber vuelto con él a Hasetsu.—La mirada de Victor se volvió mas sombría  y tras las palabras del contrario este solo agacho la cabeza; Miro ese hermoso anillo que cierta persona le había regalado como amuleto y sonrió de una manera amarga.

 — Vaya, vaya, los niños no deberían opinar en los problemas de la gente mayor.—Se mofo el mayor con esa sonrisa falsa y despreocupada. 

—¿Niño?, no te burles de mi maldito anciano.— Reprendió el mas joven mientras de fondo se escuchó el piloto explicando que habían llegado a su destino y podrían comenzar a desembocar el avión. 

 Una vez bajaron de este, ambos se encaminaron al hotel donde se hospedarían y sin mas que decir cada quién se dispuso a ir a su habitación. Un viaje jamás había sido tan incomodo para ambos, pero después de todo se habían tocado temas no muy gratos para el mayor y eso era algo que no quería discutir con nadie, además su alumno pese a que tiene un exterior bastante férreo, en su interior seguía siendo un poco delicado, solo bastaba con conocer cuanto deseaba que su abuelo estuviese ahí en cada competición. 

Al llegar a su cuarto, Victor inmediatamente se recostó en la cama del cuarto de hotel, recordando que la única persona con quien había compartido habitación fue...

Un golpeteo en la puerta lo saco de sus pensamientos y este algo molesto solo respondió desde el lugar donde yacía recostado. 

—¿Quién?—Preguntó el hombre de cabellos plateados sin el mas mínimo interés por saber la respuesta. 

—Servicio a la habitación— Sonó una voz masculina, algo muy familiar. 

Con algo de fastidio se incorporo y con paso calmado fue a recibir a la persona que estaba tras la puerta.

 —Yo no ordene nad...—Tras la puerta se encontraba Pichit Chulanont 

—¡Yahoo!—Saludo con su peculiar sonrisa y buen humor. 

—Oh, Pichit, ¿a que se debe tan inesperada visita?— Interrogo el mayor.

—Solo pasaba por aquí y b-bueno, quería preguntarte unas cosas.— Respondió el moreno.

—Vaya, ¿quieres que te de unos cuantos consejos de patinaje?, no esperaba esto, pero quizá puedo ayudarte, a Yuri no le molestará.—Pichit lo miro algo avergonzado.

—N-no es eso, quería preguntarle algo acerca de Yuri Katsuki, hemos perdido contacto hace tanto tiempo, cerro sus redes sociales e incluso parece que cambio su numero, no he podido contactarlo y pensé que quizá usted sabría algo.

  ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦   

— Mamá, date prisa— Grito una pequeña arrastrando un maletín a toda prisa. 

— Anna, espera, no corras tan rápido o vas a tropezar.— Yuri, quien cargaba una maleta giro sobre su eje y miro a su madre, padre y hermana quienes se encontraban en el umbral de la puerta de entrada. 

New BeginningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora