𝟑𝟎|𝐑𝐄𝐀𝐋

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𝑪𝑯𝑨𝑹𝑳𝑬𝑺



Ella era real. Ella estaba ahí, con vida. Ella era un rayo de sol y un arcoíris simultáneamente.

Nira Lehvenn estaba frente suyo, como si nada hubiese pasado. Había ganado la pelea contra la muerte misma, era victoriosa, maravillosa e increíble. Podía desvivirse el día entero en halagos y agradecimientos al cielo porque estaba de vuelta. Aunque, también, podría desvivirse en miles de preguntas. ¿Cómo había logrado volver hasta ahí? ¿Cómo había vuelto a la vida? Las preguntas iban fugaces en su mente, como estelas de luz. Iban tan rápido que realmente no podía seguirles el paso. Asimismo, las palabras no salen de su boca, se quedan atrapadas en la parte trasera de su garganta y las lágrimas se forman en los bordes inferiores de sus ojos.

—Charles —Nira pronunció su nombre y, con su suave tono de voz, era como si estuviese en un sueño—. No estás soñando, soy real —aseguró, más tenía que cerciorarse. El hombre caminó hasta ella, tomándola de la muñeca, pasando su pulgar por la piel pálida. Ella sonrió—. Volví.

El hombre negó con la cabeza, permitiéndose llorar a mares—. Es imposible, moriste. Lo sentí. Sentí tus pensamientos apagándose, nos despedimos dentro de mi mente —trató de unir todos los recuerdos de aquel trágico día, más no lo consiguió muy bien—. ¿Cómo ha sucedido? —Examinaba cada detalle del rostro de la joven, a través de lágrimas que nublaban su vista. Sostuvo dicho rostro entre sus manos, Nira se encontraba llorando también—. Cómo te he extrañado.

Besó a la joven como no había hecho en lo que parecían ser siglos. Sus labios eran igual de suaves como los recordaba, su cabello igual de suave. Olía a frutos rojos, menta, un poco de hierbabuena. La experiencia real era incontables veces mejor que el recuerdo. No podía creer que fuese verdad, que tuviesen una segunda oportunidad, que estuviese besando, finalmente, a la mujer que más amaba en el mundo entero. No quería que ese momento terminase nunca y, si lo hacía, repasaría el recuerdo una y otra vez, como una película. Cuando se separaron, colocó su frente sobre la de ella.

—Siempre lo supe —Nira alzó la mirada para verle mejor—. Siempre supe que volvería a ti. Incluso cuando no tenía mis recuerdos de vuelta, a pesar del tiempo, volví.

El mundo parecía ir a través de un lento proceso de recuperación después de la inevitable guerra contra Apocalypse. Sin embargo, poco a poco, volvería a la acostumbrada normalidad. Aunque ya nada fuese exactamente igual que antes, esa novedad podría ser buena. Las cosas estaban saliendo como debían por fin. El profesor le sonrió brillantemente a la joven, aún sosteniendo su rostro entre sus manos, decidiéndose por abrazarle con fuerza—. Bienvenida a casa.


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𝐍𝐔𝐌𝐁 | 𝐂𝐇𝐀𝐑𝐋𝐄𝐒 𝐗𝐀𝐕𝐈𝐄𝐑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora